Estamos poniendo el punto y final a la etapa más larga de la historia del automóvil. Al menos es así como lo sentimos muchos con la llegada de las futuras normativas anticontaminación que eliminarán, con sus exigencias, la posibilidad de fabricar motores de combustión. Adiós a los seis cilindros en línea, a los V6, V8 o V12 atmosféricos. Al ruido y al olor de la gasolina. Para algunos, el futuro eléctrico será mejor. Para otros peor. Desde luego, será diferente.
Porque asumiendo que, al menos en Europa, la inmensa mayoría del parque automovilístico tendrá que electrificarse en mayor o menor medida en los próximos años, los superdeportivos y los vehículos de superlujo empezaban a verse como auténticos dinosaurios vivientes a los que admirar o, incluso proteger. Pese a las voces críticas, todo indica que estas marcas también sucumbirán ante las políticas europeas de movilidad.
Bentley y Lamborghini también se pasan al eléctrico
El pasado mes de mayo supimos que Lamborghini avanzaba sin retorno hacia la electrificación completa de sus modelos. Entonces anunciaron que en 2023 veríamos su primer híbrido producido en serie. Poco después, en 2024 toda su gama estaría electrificada. Y a partir de 2025 llegaría su primer deportivo completamente eléctrico.
Ahora, tras una entrevista en la revista Autocar a Stephan Winkelmann, CEO de la marca, sabemos que la hoja de ruta se mantiene en su mayor parte, aunque no será hasta 2028 cuando finalmente veamos un deportivo completamente eléctrico bajo el logo del toro. Antes llegará un Lamborghini Aventador con hibridación enchufable (2023), un Urus PHEV (2024) y, sin dar más detalles, un Huracán electrificado más tarde. En el caso de los Aventador y Urus, el reto ha sido mayor, pues se han querido mantener las mecánicas V12 y V10 aunque adaptándolos a las nuevas regulaciones.
Y cuando los aficionados más acérrimos de la gasolina se estaban recuperando de la noticia, Bentley también ha anunciado que se convertirá en una marca completamente eléctrica. El antes y el después se ha marcado en 2026. A partir de ese año sólo habrá modelos híbridos o eléctricos en su gama y será a partir de 2030 cuando todos los Bentley sean completamente eléctricos. Antes, en 2025 llegará el primer Bentley completamente eléctrico y, a partir de entonces, un nuevo lanzamiento cero emisiones cada año, según Auto Motor und Sport.
Italia contra la Euro 7
Las decisiones de Bentley y Lamborghini sólo tienen una justificación comercial. La futura normativa Euro 7 no prohibirá los vehículos de combustión de facto, pero las exigencias que están sobre la mesa hacen difícil pensar en que algún fabricante siga ofreciendo modelos sin electrificar a partir de su entrada en vigor.
Aunque BMW anunció que seguirán desarrollando motores de combustión, Audi ha rechazado dedicar esfuerzo a este tipo de proyectos, pues consideran que con la llegada de Euro 7 no les saldrá rentable económicamente. Un movimiento que está siendo criticado desde Italia, donde los superdeportivos más pasionales son vistos como patrimonio propio del país.
Desde Bloomberg ya informaron tiempo atrás de que el Gobierno italiano está en conversaciones con la Unión Europea para que estos fabricantes estén exentos de cumplir con la prohibición de vender vehículos con motores de combustión a partir de 2035. Una posición que también respaldó el Oliver Zipse, presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés), quien señaló que "existen buenos argumentos" para considerar algunas excepciones para aquellos "fabricantes muy pequeños, que en el panorama más amplio de las emisiones totales casi no juegan ningún papel".
En la misma línea se posicionó en septiembre Louis Camilleri, CEO de Ferrari. "Realmente no veo que Ferrari vaya a ser 100% eléctrica y ciertamente, en mi vida, ni siquiera alcanzará el 50 por ciento". El objetivo italiano es que los fabricantes que produzcan menos de 10.000 vehículos al año cuenten con exigencias medioambientales más benévolas.
Lo que decide es el bolsillo
Pese a las palabras que apoyan la salvaguarda de los motores de combustión de estos fabricantes, lo cierto es que todas estas marcas están dando pasos hacia una electrificación paulatina de sus modelos. Y es que la viabilidad de las mismas pasa por este peaje.
Actualmente, la normativa europea de emisiones especifica que los vehículos que expulsen más de 95 gr/km de CO2 tienen que desembolsar 95 euros por gramo superado. Este cálculo se realiza sobre el volumen total de vehículos vendidos. En él, los vehículos eléctricos cuentan doble y se hace una mínima corrección por el peso medio de cada vehículo puesto en el mercado. Esto ha llevado a que los grandes fabricantes dispararan las automatriculaciones de híbridos enchufables y eléctricos en el último trimestre de 2021, ya que es preferible vender estos vehículos como coches de kilómetro cero y reducir las multas globales.
Pero las firmas de superdeportivos y superlujo tienen que enfrentar sí o sí estas sanciones pues actualmente hasta sus modelos altamente electrificados superan las emisiones máximas permitidas. Ferrari, por ejemplo, aunque sólo vendiera modelos de su SF90 Stadale, un modelo híbrido enchufable, tiene que hacer frente a 14.750 euros de multa por cada vehículo puesto en la calle, pues sus emisiones de CO2 homologadas son de 150 gr/km de CO2. Es decir, la firma italiana se enfrentaría, mínimo, a una multa de 147,5 millones de euros anuales.
No es de extrañar que el Grupo Volkswagen no quiera pagar la fiesta de Bentley y Lamborghini. Mucho más cuando firmas tan emblemáticas de su catálogo como Porsche están demostrando su buen hacer en el terreno eléctrico. Y, además, hay que sumar que en el seno del grupo automovilístico llevan años invirtiendo en el desarrollo de nuevas plataformas para vehículos eléctricos que hay que amortizar.
Si para que Bentley o Lamborghini sobrevivan tenemos que ver sus deportivos pasarse a la electrificación, habrá quien prefiera que cierren sus fábricas pero también habrá quien considere que es mejor susto que muerte. La historia del automóvil nos ha demostrado que las líneas rojas están para saltárselas. Ya vimos cómo el Cayenne salvó las cuentas de Porsche y le permitió seguir fabricando el 911. Puede que sea el momento de que las firmas más emblemáticas dejen atrás sus motores de combustión para que nos sigan deleitando con sus supercoches. Aunque ni hagan ruido ni huelan a gasolina.
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