Automóvil

Nadie quiere dejar escapar a la próxima Tesla (y menos que nadie, Bezos).

Alguien ha pensado en el futuro de lo que ahora mismo sería el bidón de gasolina que puedes tener en el maletero. Y tiene buena pinta.

Unos estudiantes completan un viaje de 2.000 kilómetros con energía solar.

Una fábrica de baterías no sirve para nada si no se tiene la materia prima para producirlas.

Elon Musk se ha pasado este fin de semana por la fábrica que Tesla está terminando de poner a punto en las proximidades de Berlín. Y, como de costumbre, sus declaraciones son de las que no dejan indiferente a nadie.

Las baterías de estado sólido aspiran a dar un espaldarazo contundente a la industria del coche eléctrico. Y están al caer, pero no contábamos con un nuevo ingrediente que nos propone hacerlas aún más atractivas.

Sobre el papel pintan muy bien. Sus creadores aseguran que se cargan hasta seis veces más rápido, y, además, son más estables, más seguras, duran más y son más baratas. Pero lo mejor de todo es que nos prometen una autonomía monumental.

En 2023 esta marca planea lanzar dos nuevas plataformas diseñadas específicamente para contribuir al abaratamiento de los coches con pila de hidrógeno, pero este es solo el primer paso de una estrategia que tendrá un recorrido largo.

Las novedades en coches eléctricos también llegan a (el futuro de) las carreras.

Tras enseñar un anticipo hace unos meses, Renault presenta el modelo que ya está en producción y se venderá en 2022.

Además, esta alianza no va a tardar en fructificar. De hecho, el nuevo Mégane E-Tech que la compañía francesa acaba de presentar ya utiliza los chips de Qualcomm para ejecutar el software de su sistema de infoentretenimiento.