Los momentos más interesantes de 'DMZ' son aquellos en los que se rompe la línea entre hacer un retrato más o menos reflexivo de la actualidad y plantear una distopía futurista en la que ha tenido lugar una segunda guerra civil en Estados Unidos, y ambos espacios se contaminan entre sí. Y se convierten en momentos futuristas en los que reconocemos la actualidad o retratos de un futuro desolador hacia los que vemos cómo se encamina la sociedad actual sin remedio.
'DMZ' es una pieza de ciencia-ficción reflexiva que no busca el espectáculo ni las emociones fuertes, sino plantear ciertas preguntas acerca del destino que nos espera. Y lo salpimenta todo con generosas dosis de drama centradas en las cuitas de una mujer que busca a su hijo, y que por suerte va algo más allá de un mero guiño emocional (como pasaba en parte con 'Cangrejo Negro', estrenada también este fin de semana y que no funcionaba tan bien en esa parte de su relato).
Los responsables de esa mezcolanza son Ava DuVernay (la aclamada directora de 'Selma', como productora y directora del primer episodio), Roberto Patino como guionista (también guionista y productor de series como 'Westworld' o 'Hijos de la Anarquía') y su rostro más reconocible en el reparto, Rosario Dawson. Juntos plantean en HBO Max una serie de solo cuatro episodios que adapta el prestigioso cómic Vertigo de Brian Wood y Riccardo Burchielli.
Conoceremos en este contexto a una médica que, tras esta segunda guerra civil que ha dividido Estados Unidos, se adentra en la zona desmilitarizada en la que se ha convertido Manhattan para buscar a su hijo. Han pasado cinco años desde su separación, y la vida en la ciudad se está recomponiendo poco a poco, aunque nuestra protagonista pronto descubrirá que mucha gente a la que conocía ya no son lo que eran.
La guerra y la gente
Quizás el principal problema de 'DMZ' es que no incide demasiado en los efectos de un conflicto tan devastador que ha dividido el país e incluso ha creado nuevas fronteras. La decisión de HBO Max de que la historia transcurra en solo cuatro episodios (de los que, por cierto, ahora mismo solo hay disponibles tres en la plataforma) hace que a menudo la serie se centre más en el drama personal de la protagonista que en el conflicto bélico.
Por suerte, la mayoría del tiempo ambos están entretejidos. Los antiguos amigos de la médica son ahora parte de un conflicto en la zona desmilitarizada por alzarse con el poder como gobernador, y la búsqueda de su hijo acaba recalando de forma profunda en los disturbios que tienen lugar. No desvelaremos más, pero digamos que la búsqueda del hijo es algo más que un gancho argumental.
Por desgracia, y ya me estoy arrepintiendo de decir esto, la serie tiene una duración demasiado escasa, ya que posiblemente nos resultaría más interesante una inmersión más a fondo en ese mundo futuro y en cómo ha cambiado tras el conflicto. Ya que hace una notable descripción de esa zona desmilitarizada y de los nuevos choques eminentemente raciales que se producen en su seno, sería interesante profundizar en el estado del país después de una guerra que está planteada de forma eminentemente realista.
Finalmente, 'DMZ', y pese a su interesantísima propuesta (la menor de todas ellas no es precisamente su duración, aunque le salga algo el tiro por la culata), se queda un poco a medias. Pero acostumbrados a series hinchadas hasta la extenuación, la concisión de esta, donde siempre pasan cosas y todas tienen interés, es una propuesta balsámica. Una pena que las posibilidades daban para llegar mucho más allá.
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