¿Qué tienen en común ‘Star Wars: Episodio VII - El despertar de la Fuerza’, ‘Spider-Man: Homecoming’, ‘Jurassic World’ o ‘Los Cuatro Fantásticos’? Algunas han sido éxitos de taquilla demenciales: la película de J.J. Abrams es la tercera película más taquillera de la historia del cine y la divertida mediocridad de Colin Trevorrow, la cuarta.
Otras han funcionado a medio gas (el Spider-Man de Jon Watts se encuentra en el puesto 49º y algo alejada de los mil millones de dólares) y algunas a duras penas han recuperado la inversión (y terminado con la carrera de un prometedor director de nueva generación); pero todas tienen algo en común: no tienen personalidad.
Esto es Hollywood 2.0, la invasión de los ladrones de cuerpos de jóvenes talentos del cine mundial: en busca del blockbuster fácil.
Libertad no, que me enamoro
Afrontémoslo cuanto antes: un blockbuster con personalidad es un milagro y además estará mal visto. El ‘Iron Man Three’ de Shane Black o los 'Guardianes de la Galaxia’ de James Gunn, sobre todo su segunda entrega, han sufrido en mayor o menor medida la ira del espectador medio, del crítico amargado o del fanboy más rancio. No solo han sido hitos (el tercer Iron Man ha recaudado más que las otras dos entregas juntas y los dos films de Gunn suman mil quinientos millones de dólares), también han sido puntos de inflexión.
Y es que lo normal es que un producto destinado a recaudar, RECAUDAR, ¡¡¡RECAUDAR!!! no quiera atarse de pies y manos con directores que tengan la capacidad de aportar su punto de vista. Edgar Wright, uno de los directores con más talento e imaginación del cine actual (y que ya conocía el fracaso del blockbuster de autor con ‘Scott Pilgrim Contra El Mundo’), saltó del bólido en marcha de Marvel Studios en pleno inicio de la producción de ‘Ant-Man’, proyecto que le robó ocho años de vida y que al final terminaría firmando Peyton Reed.
Hace unas pocas semanas, la pareja de directores de ‘La LEGO película’, Phil Lord y Christopher Miller, eran fulminantemente despedidos tras las quejas del protagonista de su nuevo trabajo, la historia de Star Wars centrada en el joven Han Solo. Alden Ehrenreich, que sentía como una humillación las ganas de aportar algo de frescura a una saga condenada a la ranciedad y a la total prohibición de salirse de los márgenes establecidos, “se chivó” a los jefes del ambiente “a lo Ace Ventura” del rodaje, lo que supuso la llegada de Ron Howard.
De hecho, toda la libertad que se presupone a un director como J.J. Abrams, sobre todo tras el extraordinario reinicio de ‘Star Trek’, brilló por su ausencia en ‘El despertar de la Fuerza’, una película plana, aburrida, inane y destinada a satisfacer al fandom. Sí, al mismo fandom que se arranca los pelos de la cabeza al ver al Mandarín de la película Marvelita del director de la próxima entrega de ‘Depredador’. Aquí se viene a a gritar acción y corten. El resto viene marcado de arriba y si te pasas, estás fuera.
Hijos modelo
Cuando la meca del cine pone el ojo en ti, mejor no hagas preguntas. Responde afirmativamente a la propuesta, olvida cualquier rasgo de personalidad y deja tu dignidad sobre el felpudo de la puerta del despacho del director de producción del momento.
Puede parecer fácil, pero seguramente no lo sea: puedes pasar a convertirte en un director de encargo, en alguien que ponga delante de la cámara las piezas dispuestas por la productora mientras una docena de guionistas en plantilla escriben un guión (con plantilla) casi al mismo tiempo que el director rueda sus planos. Si uno tiene el suficiente cuajo y personalidad fuera de la película, o sea, la capacidad de ir con la cabeza bien alta a pesar de no haber sido más que otra marioneta del circo del cine, entonces hasta puede disfrutar de lo logrado.
Colin Trevorrow no había rodado más que un largometraje, la simpática ‘Seguridad no garantizada’ , que era el primer guión de Derek Connolly (‘Kong: La Isla Calavera’, ‘Star Wars: Episode IX’), cuando el mismísimo Steven Spielberg señaló su nombre de la lista de candidatos.
La saga de ‘Parque Jurásico' venía de bordear el fracaso con una tercera entrega algo chapucera donde el bueno de Joe Johnston, que lo mismo te vale para un roto que para un ‘Rocketeer’, hizo lo que pudo con un punto de partida deleznable, tendría una nueva oportunidad en manos de un director con una película de 700.000 dólares como currículum.
Se dice pronto, pero ‘Jurassic World’ se queda muy cerca de recaudar más que la trilogía original junta. Obedecer las órdenes, seguir las reglas, portarse bien y ser un hijastro aplicado tiene su recompensa: ser el director de la cuarta película más taquillera de todos los tiempos. ¿Qué te permite eso? Bueno, pues como mucho rechazar tragar por segunda vez órdenes directas y pasar de la próxima película de Star Wars. Veremos si no te pasa factura.
Gareth Edwards es otro alumno aplicado. Su primera película, la (bastante sobrevalorada) épica intimista de ‘Monsters’ le hizo saltar el peldaño de la fe para presentar un elegante ‘Godzilla’ muy hermoso, con mucha clase y, de algún modo, mucho más fiel al espíritu de Spielberg que el del Trevorrow que el mismo Rey Midas eligió en su momento.
A pesar de los palos por la occidentalización de la historia y porque, claro, si no eres un experto en la materia no puedes valorar en su justa medida lo que ha sido el blockbuster más hermoso de la década, la película del monstruo japonés casi multiplica por cuatro su presupuesto, lo que impulsó a su joven director hacia el escalón más alto y más lejano: el de la galaxia cinematográfica por excelencia.
‘Rogue One: Una historia de Star Wars’ era la gran apuesta del universo Star Wars para dar el pistoletazo de salida a una serie de películas basadas en el mundo creado por George Lucas. Gareth Edwards cumplió como un buen chico, no dio guerra, rodó la (forzada) epopeya bélica llena de personajes que van y vienen declamando por la galaxia.
Total, que más de mil millones de recaudación y 22º puesto entre las más taquilleras de todos los tiempos a costa de ser una película genérica, sin personalidad y llena de situaciones trilladas destinadas exclusivamente al fanboy. ¿Veremos alguna película guay de Star Wars antes de morir?
Hermano mayor
La otra forma de ir por la vida de los grandes estudios dejando huella es la conocida como “Método Trank”. ‘Chronicle’ pilló a todos por sorpresa y con la guardia baja. Aquella movida de película, modesta, rabiosa y vibrante, reformulaba varias cosas con apenas 10 millones de dólares de presupuesto. Y no cualquier cosa, ¿eh?. Allí había ramalazos del ‘Akira’ de Katsuhiro Otomo, todo un F5 (o comando R) al trillado found footage y un montón de páginas clásicas del universo mutante de la Marvel bañadas en red bull.
En esta ocasión sería la división marvelita de Fox, esa que solamente acierta cuando menos se lo espera el jefe del departamento, la que derribó la puerta del joven, que no tardó en separarse de su socio entonces, Max Landis, para embarcar lo que debería haber sido la primera gran película sobre la primera gran familia.
Con una historia escrita a seis manos por Trank, Jeremy Slater y Simon Kinberg, que acaba de rodar el spin-off del universo X Men, ‘Fénix Oscura’, el proyecto empezó a tambalearse, dicen, cuando el estudio comenzó a interferir en una historia más oscura y dolorosa de lo esperado. Al menos eso sostiene su director:
"Hace un año tenía una fantástica versión de esto (junto a una foto de los 4F). Y hubiera recibido grandes críticas. Probablemente nunca la veréis. Pero ésa es la realidad”
Y se quedó tan ancho. Y de momento aún no tenemos confirmación al respecto de cuál será su próximo trabajo o quién lo producirá.
Ocho años de trabajo, ocho años soñando con dar la campanada en la casa de las ideas. Ocho años compaginando su entrega y pasión puramente audiovisual en una serie de asombrosos trabajos más personales con el gran proyecto de una vida: una peli gigantesca sobre un personaje minúsculo.
Edgar Wright fue preparando el terreno para la llegada del incorregible Hombre Hormiga a Marvel Studios. Y todo pintaba de fábula: un protagonista ideal, un equipo de guión macarra y puramente británico, el respaldo de muchos de los grandes de la casa… hasta que Wright dijo basta. O Marvel. O los dos.
Reescrituras ajenas, limitación de poderes, mucha menos responsabilidad… al director de ‘Arma Fatal’ y Marvel llegaron a un acuerdo antes de que fuera demasiado tarde. Aquí paz y después gloria: Wright quedaría como guionista y productor, pero la película la filmaría otra persona.
La terapia del director británico fue su venganza: ‘Baby Driver’ es su película más taquillera, el éxito del año y, sí, la película menos personal de Edgar Wright. De hecho, ‘Ant-Man’ luce más suya que este videoclip familiar de atracos. Un gran ejemplo sobre el peso de un despacho en según qué tipo de producciones.
Si te gusta, repite
Patty Jenkins tenía un doble marrón encima. Por un lado, poner un poco de orden en el universo cinematográfico DC tras unos cuantos años amasando millones a través de mediocridad (por no decir de basura) y, encima, amortizar los ciento cincuenta millones de dólares de inversión en la primera película de un personaje DC tirando a minoritatrio. Sí, como ‘Ant-Man’ pero con un matiz: el personaje principal también es una mujer, y ya sabemos cómo se las gasta el mundo.
¿No te convence ese detalle? Pues mira: en Estados Unidos, la película de la directora de ‘Monster’ recaudó más que el ‘Batman v Superman: El amanecer de la justicia’ de Zack Snyder, pero a nivel mundial (y total), la peli de los dos varones en pijama ganó la batalla.
Tras un disparate como ‘Escuadrón Suicida’, Jenkins supo retomar la senda Snyder, algo que puede parecer rudimentario pero que al menos se molesta en ser estético,saliendo vencedora. ‘Wonder Woman’ funciona y se aparta de la modernidad feísta precedente con una hermosa historia de amazonas, espías y guerra de claro tono pulp y festivo. De todos los ejemplos que hemos visto hasta ahora, es el único, la única, que se ha ganado el derecho a tomar las riendas en el segundo episodio de la saga.
Al principio del artículo hablábamos de cómo alguien como J.J. Abrams podía perder todo su ingenio, su capacidad de demostrar que sabe mucho de esto, y no perder atractivo mientras rodaba la tercera película más taquillera de todos los tiempos.
Tras el abandono / despido del también mencionado Colin Trevorrow en el cierre de la nueva trilogía galáctica, el genio de Bad Robot retoma su contacto con el imperio del Jedi y contraatacará con una película que, al menos, debería ofrecer algo menos teledirigido que su anterior episodio.
Si Abrams ha dicho "sí" a esta nueva oportunidad, esperemos que sea a cambio de un poquito de libertad. No parece que vaya a ser algo fácil de lograr, porque el método funcionó la primera vez (y de qué manera), pero si algo tiene la galaxia es que siempre nos permite soñar.
De todos modos, sed prudentes con lo que podáis o no esperar de los siguientes episodios, no sea que la majestuosa normalidad de lo corriente se apodere de vuestro deseo lúdico.
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