El inminente estreno 'Blade Runner 2049' no solo nos coloca ante un hito cinematográfico, también nos da la excusa perfecta para lo que todo aficionado a la ciencia ficción aprecia: debatir sobre la cinta original.
Los avances científicos y técnicos de las últimas décadas han hecho estragos en este género, revolucionando tanto los efectos especiales como los temas clásicos, abriendo nuevas posibilidades y, a veces, dejando obsoleta la visión de algunas obras. Pese a ello, 'Blade Runner' no solo ha envejecido encomiablemente, sino que los progresos en ingeniería genética e inteligencia artificial la dotan aún de mayor relevancia.
La profundidad filosófica subyacente, junto con sus innegables méritos artísticos, propiciaron multitud de debates que ahora emergen con renovadas fuerzas. De entre todos, quizá el que da título a este artículo ha sido el más encrespado, ¡incluso entre los propios involucrados en el rodaje!, no solo por su trascendencia para la obra original, sino porque el personaje de Deckard aparece también en la secuela.
Antes de entrar en la discusión propiamente dicha, quien no esté demasiado familiarizado con los avatares de la obra original agradecerá una pequeña aclaración. Las desavenencias entre productores y Scott, así como la necesidad de rebajar el tono de algunas escenas para el público estadounidense, han acabado generando hasta siete montajes distintos de la película.
Para despejar la duda que nos ocupa, solo necesitaremos centrarnos en las diferencias entre los dos más representativos: el International Cut, estrenado en todo el mundo —excepto en EEUU— en 1982, y el Final Cut, la edición especial de 2007 que conmemora el 25º aniversario del estreno, y donde Ridley Scott por fin plasmó la película que siempre deseó, sin las injerencias de los productores.
Este último contiene una escena que no aparecía en la primera versión —siendo justos, apareció ya en 1992, cuando se estrenó la “versión del director”, de la que Scott reniega por su poca implicación—y es la que propiciará el terremoto final entre los exégetas de la película. Cualquier fan sabe ya de qué escena hablamos, pero antes de analizarla, debemos diseccionar el primer montaje, para comprender luego el porqué de esta reinterpretación.
Sin ánimo de profundizar demasiado en otros asuntos, uno de los temas principales del filme es interrogarnos sobre qué nos hace humanos. En una sociedad manifiestamente deshumanizada, son los replicantes quienes resultan más grandiosa y vulnerablemente humanos. Como reza el lema de la Tyrell Corp: más humanos que los humanos. Entre dos aguas, Deckard, nuestro protagonista, que a lo largo del metraje va humanizándose (o deshumanizándose, según se vea).
En el montaje comercial, aparte de esta actitud ambigua del protagonista, hay detalles sutiles que indican que el personaje de Harrison Ford podría no ser humano. No queremos hacer de la interpretación de estos detalles un lecho de Procusto, intentado encajarlos a la fuerza para que se adapten a una hipótesis, pero cabe destacar que, aunque sean sutiles, no hay que subestimarlos, ya que la obra está plagada de sutilezas cargadas de significado. Por ejemplo, la partida de ajedrez que disputan JF Sebastian y Eldon Tyrell es un remedo de La Inmortal, una partida de 1851 entre Anderssen y Kieseritzky.
El quinto replicante
Yendo ya al grano, vamos a desmenuzar los detalles que apoyan la idea de un Deckard replicante. Al comienzo, cuando Deckard es reclutado para ejercer una vez más de blade runner, el jefe de policía Bryant le comenta brevemente que días antes se fugaron seis replicantes y llegaron a la Tierra (donde están proscritos, recordemos).
Al intentar allanar la Tyrell Corporation, siempre según la narración de Bryant, uno de ellos falleció, mientras que los demás huyeron. Echando cuentas, eso nos deja cinco replicantes fugitivos por la ciudad, pero nosotros solo llegamos a ver cuatro (Zhora, Pris, Leon y Roy); ¿será el quinto el propio Deckard?
La inconsistencia lógica salta a la vista, dado que ni los investigados reconocen a Deckard ni él da muestra de recordarlos. Podríamos elucubrar sobre las razones, pero tenemos una respuesta consistente: por falta de presupuesto, se eliminó el personaje de un replicante, Mary, interpretado por Stacy Nelkin. En el Final Cut este descuido se solventó doblando a Bryant decir que dos replicantes habían fallecido en la Tyrell Corp.
También apoyan débilmente esta interpretación dos actitudes de Deckard. Por una parte, podemos apreciar que acumula fotografías, muchas de ellas antiguas, en su casa, sobre el piano. También hallan fotografías durante el registro del apartamento de Leon, un replicante, y se explica que los replicantes sienten atracción por coleccionar fotografías, por tener algo a lo que agarrarse dada su escasez de recuerdos (implantados, además).
Asimismo, durante la visita de Rachel, el personaje de Sean Young, a su apartamento, esta le inquiere si alguna vez se ha hecho el test Voight-Kampff (usado para distinguir a los replicantes) a sí mismo, pero no recibe respuesta. La pregunta queda en el aire, fomentando la ambigüedad, pero, siendo justos, acto seguido vemos cómo Deckard ha caído derrengado en el sofá y está profundamente dormido.
De entre todos los argumentos de esta hipótesis, los más sólidos son dos: el fulgor rojizo de los ojos y las insinuaciones de Gaff, el impenetrable compañero de Deckard. Si se ha visto la película con atención, se puede distinguir un reflejo dorado o anaranjado en el fondo de los ojos de los replicantes. Según Scott, querían distinguir a los replicantes físicamente de una manera lo más sutil posible.
La forma elegida fue este brillo en las pupilas, solo en ciertas escenas, que consiguieron poniendo un pequeño foco fuera del encuadre, que incidiera sobre un espejo puesto en la cámara (no delante, claro), de manera que al mirar a cámara, el actor miraba también la luz que se reflejaba. Durante la segunda visita de Rachel a Deckard, durante un instante los ojos de Deckard brillan anaranjados a la vez que los de Rachel.
Es algo fugaz, en segundo plano y desenfocado, a diferencia del brillo, más evidente, de los ojos de otros replicantes; pero ahí está. Scott afirma que es intencionado, pero no son pocos los fans que dada la ambigüedad con la que tanto tiempo ha jugado Scott, así como las discrepancias entre éste y guionistas y actores, deciden desconfiar de las afirmaciones rotundas del director y ceñirse a su propia imaginación.
Arguyen algunos de ellos que el centelleo de los ojos de Deckard se debe, simplemente, a que está mirando a cámara a la vez que Rachel —y, por tanto, inevitablemente a la luz del foco—. Contemplad el experimento de este YouTuber (No hace falta saber inglés, basta con ver la disposición de los aparatos).
Menos decisivas son las insinuaciones de Gaff, pero importantes pese a todo. Al acabar de retirar al último replicante, Gaff le espeta a Deckard: “You’ve done a man’s job, sir!”. Desafortunadamente, el juego de palabras se perdió en el doblaje, que diría: “Ha hecho un buen trabajo, señor”.
Si tuviera que arriesgarme a traducirlo manteniendo parte de la esencia, podría ser algo así como: “se ha portado como un hombre, señor”. Esta ambigüedad es intencionada; de hecho, según escribe Paul M. Sommer en 'Future Noir: The Making of Blade Runner', la Biblia de los aficionados a la película, Edward James Olmos vio una versión del guion en la que la frase continuaba con “But are you a man? It’s getting hard to tell around here” ("Pero, ¿es un hombre? Por aquí se está poniendo difícil distinguir"), aunque fue eliminada.
Los argumentos que lo desmienten
Veamos ahora los argumentos que desmienten esta teoría. Son dos argumentos paradójicos, puesto que el primero se basa en la excepcionalidad de Deckard y el segundo, en cambio, en su vulgaridad. Excepcionalidad porque, estando prohibidos los replicantes en la Tierra, ¿qué pinta Deckard allí? ¿Por qué hacer una excepción? Véase que los personajes humanos lo tratan como a uno de ellos (salvo, quizá, Gaff), hasta el punto de que Tyrell, en teoría su diseñador, le llega a decir que los replicantes deben aprender “las emociones que usted y yo damos por supuestas”.
Podemos elucubrar y suponer que Deckard es, como Rachel, un experimento, un replicante diseñado para cazar otros replicantes. Si es así, ¿por qué es Deckard tan inferior física y, en el caso de Roy, intelectualmente inferior a ellos? Sabemos que los replicantes son diseñados con cualidades óptimas para la función que desempeñan.
Zhora se encarga de la detención de delincuentes y, por su encuentro con Deckard, parece tener talento para pelear; Leon, encargado de cargar pesos, es un hombre fornido e intelectualmente algo limitado, Pris, “modelo básico de placer”, es notablemente atractiva , etcétera. ¿Por qué Deckard parece tan humano si debería superarlos a todos? Analizado en profundidad este montaje comercial, la sentencia sobre la humanidad de Deckard no puede menos que quedar abierta: depende. Al menos hasta que veamos qué cambió en 1992.
La clave está en el unicornio
El montaje que ahora nos ocupa contiene todos los detalles expuestos anteriormente más la adelantada escena que lo cambiaría todo: la escena del unicornio. Aunque muchos lo sabrán, en el montaje comercial Gaff mostraba ser aficionado a la papiroflexia, dejando varios origamis siempre referidos a la intimidad de Deckard.
En total son tres, una gallina cuando este no quiere aceptar el trabajo, un hombre con una erección tras el primer encuentro con Rachel y, sobre todo, un unicornio al final, cuando Deckard ha retirado a todos los replicantes y decide huir con Rachel. En la primera versión, esta escena podía simbolizar muchas cosas, principalmente que Gaff admitía que Rachel era única y que no los perseguiría si se fugaban. Sin embargo, ahora en torno al minuto 42, podemos ver en una escena a Deckard soñando despierto, absorto, mientras toca distraídamente el piano. En ese momento, nos metemos en su ensoñación: está viendo un unicornio galopar por un claro de un bosque.
Una pequeña digresión para sacar nuestras conclusiones antes de acudir a argumentos de autoridad. Un afamado lingüista, Paul Grice, postuló una serie de máximas sobre el mensaje. Una de ellas era la máxima de cantidad: un mensaje debe tener la información necesaria, ni más ni menos. De ella se desprende la máxima de relevancia, que es un corolario: lo que aparece en un mensaje siempre aporta algo; o como trasladó a la ficción Chéjov, el escritor ruso: si un arma aparece en el primer acto, debe ser disparada a lo largo de la obra.
Extrapolando, la escena del unicornio debe, por tanto, significar algo y no ser mero relleno. Continuando con los símiles armamentísticos, apliquemos la navaja de Occam: ¿cuál es la interpretación más probable de esta escena, a tenor de lo que vemos después? Lógicamente, que Gaff sabe qué piensa Deckard. Como ya nos han desvelado durante la obra, los replicantes carecen de recuerdos, son implantes de memoria. El propio Deckard demuestra conocer recuerdos íntimos de Rachel, que usa para demostrarle que ella es también una replicante. Así pues, ¿y si su fantasía tampoco es innata? ¿Cómo podría saberlo Gaff si no?
Podemos sentirnos satisfechos con nuestra deducción: Ridley Scott nos apoya. Según ha afirmado varias veces, tanto en el documental 'Días Peligrosos', lanzado con la edición conmemorativa, como a la revista 'Wired', esa es la única interpretación de la susodicha escena. El conflicto se originó porque Tandem, una productora, exigió, tras la mala recepción en los pases de prueba, podar la escena del unicornio y añadir un final feliz y una voz en off para que no resultase demasiado complicada y oscura al público (ya había voz en off en uno de los guiones de Fancher, el primer guionista, pero se eliminó, y Tandem redactó otra por su cuenta).
La escena del unicornio aparecía originalmente, aunque hubo que rodarla de nuevo porque se perdió ese metraje, pese a los rumores, totalmente falsos, de que es un descarte de su película 'Legend', de 1985.
Aún podemos divagar sobre si la propiedad intelectual de una obra es del director, del guionista o de quién. Sin ir más lejos, en el primer guion de Fancher, según 'Future Noir', también se sugería que Deckard es un replicante en el último plano, cuando se mostraba su mano cerrando el puño de una manera similar a como lo hace Roy cuando sufre los espasmos cerca de su “fecha de caducidad”.
También el primer borrador de 'Peoples' contenía un monólogo interior en el que Deckard se planteaba «quién diseña a los que son como yo», concluyendo que aunque no era Tyrell quien lo concibió, quien fuera —es decir, el Creador— no lo había hecho mucho mejor. «Tú también fuiste programado», llega a decirse. La intención no era sugerir que pudiera ser un replicante tanto como continuar la reflexión sobre qué nos hace humanos a nosotros y no a los replicantes.
En definitiva, la respuesta es, en última instancia, de cada uno de nosotros, aunque esperemos que los expuestos aquí haya ayudado a que la decisión se tome con conocimiento de causa. El autor de este artículo opina, al igual que Rutger Hauer, que la profundidad de 'Blade Runner' es tal que ninguna respuesta le resta un ápice de interés. La única duda es cuál de estos senderos que se bifurcan tomará Villeneuve en la secuela.
Podríamos pensar que si aparece Deckard es porque no es un replicante, ya que tienen una esperanza de vida de cuatro años y han pasado, en la ficción, nada menos que tres décadas. De momento, lo único que sabemos es que para intentar desvelarlo deberemos ver la película, puesto que lo único que ha declarado Villeneuve al respecto es: «no necesariamente».
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