- Esta crítica contiene spoilers leves de 'El libro de Boba Fett'
Desde su nacimiento, 'El libro de Boba Fett' nace con una clara dependencia de un rincón muy concreto del universo 'Star Wars': es un spin-off de 'The Mandalorian'. Y esa condición de obra derivada se ha acentuado de forma extraordinaria en los episodios 5 y 6 de la primera temporada, donde el cazarrecompensas titular desaparece por completo su escena y toma su lugar el mandaloriano de su serie madre (y cómo no, el secundario más esperado de la saga).
En la season finale recién estrenada, ambas tramas confluyen levemente aunque, por supuesto, se centra más en lo que ha sido el núcleo argumental de la serie: Boba Fett y Fennec Shand ocupan el trono de Jabba the Hutt en Mos Espa y quieren sucederle como señores de los bajos fondos. Pero sus planes se cruzan con los del Sindicato, que trafican con especia en Tatooine.
Esta primera temporada se divide entre flashbacks de Boba Fett que nos cuentan cómo se salvó de su aparente muerte en la trilogía original de 'Star Wars' y cómo fue reeducado por una tribu de guerreros Tusken. Por otra parte, están los mencionados intentos de controlar los negocios turbios de Mos Espa. Y finalmente, los cruces con 'The Mandalorian', lo que genera esos episodios-paréntesis, que serían insólitos en otro universo menos acostumbrado a las disgresiones.
El resultado queda por debajo de 'The Mandalorian', pero aún así es una efectiva serie de aventuras especiales. Con momentos más inspirados (el último episodio, prácticamente un duelo de western subido de pirotecnia, robots y kaiju) y otros menos (la historia de Fett con los Tusken cumple su función, pero está ya algo gastada), 'El libro de Boba Fett' no tiene la arrolladora personalidad de 'The Mandalorian', con su ritmo de serial y su protagonista enigmático pero rebosante de carisma. Pero es una muy digna serie de 'Star Wars' llena de momentos notorios.
El problema de la nostalgia... otra vez
'Star Wars' tiene un problema con su necesidad de rendir pleitesía a los clásicos de la serie. Era un elemento que cortaba las alas de su regreso a la gran pantalla a manos de JJ Abrams, tan deseoso de reactivar la franquicia como de no dejar atrás ni un solo elemento que pudiera seguir atrayendo a los fans nostálgicos. Así quedó aquella trilogía de películas, y en esa misma onda vibran un poco los dos episodios con Luke Skywalker a bordo de 'Boba Fett'.
La aparición de Skywalker como futuro custodio de Grogu al final de 'The Mandalorian' no fue la mejor de las sorpresas para los espectadores que se habían topado con un producto que, por una vez, no necesitaba certificar que pertenecía a un universo mucho mayor. Pero como fugaz aparición de un icono reverenciado por generaciones de fans, funcionaba. Aquí, sin embargo, se sigue explotando la imagen de ese Luke Skywalker rejuvenecido por CGI.
La cosa no funciona porque se necesita tirar de un efecto especial que convierte al personaje en un monigote rígido, cuando se podía haber optado (como muy acertadamente señala The Verge) en dar el mismo personaje a otro actor. Ya se hizo en 'Han Solo' y la cosa funcionaba con el protagonista y Lando Calrissian: ¿por qué no repetir la táctica? Cuando la serie comienza a clonar secuencias del entreteniemto de Luke en las películas originales pero rotando los papeles de maestro y alumno, Disney muestra sus cartas: la nostalgia es un peaje muy complicado.
Sin embargo, ese fan-service también brinda buenos momentos: el revelador papel de los Tusken (y los banthas), por ejemplo, no sería tan llamativo si no los hubiéramos conocido antes como aterradora amenaza. El jawa donjuán o el singular papel del Rancor son también pruebas de que se pueden hacer bien las cosas sin necesidad de olvidarse del legado de la franquicia. Solo hay que planteárselo con cierto descreimiento que permita ser conscientes de que no pasa nada si los juguetes se rompen, pero más vale experimentar con ellos.
'El libro de Boba Fett' tiene un aire levemente conservador en cuanto a su tratamiento de los mitos (no solo lo de Luke Skywalker: en general, su relación con 'The Mandalorian' es poco atrevida), pero cuando trastea con las posibilidades del relato, encuentra una voz peculiar. El bienvenido nuevo villano (menos Skywalker y más Cad Bane le habría sentado de perlas a la serie), importado de 'Clone Wars' y 'La remesa mala' y su enfrentamiento con otro viejo conocido es una buena prueba. El pasado está muy bien, pero 'Star Wars' tiene que encontrar la forma de soltar lastre.
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