'She-Hulk: Abogada Hulka': una serie menor de Marvel, y también una buena aproximación a la sitcom con superhéroes

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She-Hulk (o Hulka, como siempre se ha conocido en España al personaje) es una buena representación del tipo de héroes que Marvel necesita para sus series. Por una parte es un personaje nuevo en el MCU, así que deja a un lado la sensación de eterno reciclaje que arrastra Marvel desde hace años (y que lastraba 'Ojo de Halcón' o 'Falcon y el Soldado de Invierno'). Por otro, no arrastra un complejo lore propio que hace que series como 'Ms. Marvel' o 'Caballero Luna' se vean como parcialmente ajenas al MCU. Por otra, su concepto se entiende a la primera: una Hulk femenina, sin más.

De hecho, ese concepto tan claro (y algo pasado de moda en su origen, una mera explotación en cómic del éxito que Hulk estaba consiguiendo a nivel internacional gracias a la serie de televisión de finales de los setenta) recibe unas cuantas pullas por parte de una serie que no tiene ningún problema en lanzar ligeros dardos feministas al respetable. Hulk es furia desatada, sí, ¿pero qué pasa cuando esa furia procede de una mujer?

Las respuestas de 'She-Hulk' a esa cuestión dan pie a algunos de los momentos más divertidos de este primer episodio de apenas poco más de treinta minutos. Por ejemplo, dejando la ira fluir en compañía de su primo Hulk (absoluto coprotagonista del episodio), golpeando el suelo y lanzando pedruscos al aire, hay momentos en los que Hulka no puede evitar gritar "¡Macho! ¡Macho!", dejando en evidencia lo esencial y simplista que es pensar que un héroe de fuerza sobrehumana solo sirve para romper cosas.

De hecho, toda la serie transpira un humor amable, muy poco conflictivo y que, eso sí, exige cierta iniciación en los códigos del MCU que los espectadores más veteranos de Marvel identificarán con las piezas cómicas de Thor o con la ya mítica escena post-creditos de 'Vengadores' con la merienda después de la batalla. De hecho, el mejor momento de este primer episodio está precisamente después de los créditos, con un running gag sobre el Capitán América que esperamos que reaparezca en episodios posteriores.

Una nueva Gigante Esmeralda

Un problema de las series de Marvel es que nunca quieren renunciar a la épica propia de los personajes, aunque sus intenciones vayan por otro lado: por ejemplo, 'Ms. Marvel' es un drama ligero juvenil, 'Loki' es una aventura multidimensional y 'Wandavision' un drama metanarrativo, pero no dejan de ser, al final, series de superhéroes. De momento, 'She-Hulk' plantea abiertamente sus intenciones: es lo que es, una comedia de abogados en la que uno de los personajes también resulta ser una superheroína.

Y ese es el gran desafío de los proximos episodios de 'She-Hulk': permanecer fiel a los cómics guionizados por Dan Slott en los que clarísimamente se inspira, aunque lo aderece con elementos procedentes de otras etapas del personaje. Por ejemplo, hay un par de momentos en los que Hulka habla a cámara y rompe la cuarta pared, como sucedía en la mítica etapa de John Byrne en los ochenta, pero es muy poco probable que acabemos viendo los arriesgados juegos metanarrativos de aquella cabecera.

En la aparente falta de pretensiones de 'She-Hulk' es donde la serie puede encontrar una identidad: en no querer ser la enésima desmitificación aparatosa de los superhéroes, sino una buena comedia de abogados con gente verde por medio. De momento (y habiendo mejorado los efectos digitales hasta el mínimo aceptable, aunque la presencia constante de CGI le da a todo un toque artificial que juega en su contra), este episodio, la aparición de Hulk y los bríos que se da para ponernos en situación para toda la serie en apenas media hora dicen mucho de la agilidad narrativa y la estupenda construcción de personajes de la que hace gala.

Por supuesto, aún está por llegar la artillería Marvel: Daredevil y Abominación están garantizados, Titania hace aquí una breve aparición que casi con seguridad se prolongará en el futuro, y nunca hay que perder la esperanza de encontrarse con Ultima o Behemoth. Será cuando el ADN del MCU no tenga más remedio que entremezclarse con tribunales, alegatos finales y llamadas al orden donde veremos hasta qué punto hila fino una serie que, de momento, despeja unas cuantas incógnitas acerca de cómo debería ser una buena sitcom superheroica.

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