El mismísimo Stephen King ha elogiado la capacidad para meter el miedo en el cuerpo de esta 'Smile' que hoy llega a cines españoles, y no es difícil de entender: su concepto, sencillo y directo, su suave pátina metafórica y su ambientación reconocible la convierten en una apuesta de terror sin complicaciones pero con un punto de sofisticación. 'Smile' no va a cambiar la historia del género, pero hacía tiempo que no llegaba a los cines una película de terror con sustos directos, sencillos e impactantes tan memorables.
Posiblemente, su secreto está en que sin complicarse innecesariamente y sin entrar en terrenos de un horror más independiente y simbólico, como el del cine de Ari Aster o Robert Eggers, 'Smile' es muy consciente de qué teclas está pulsando. Es decir, que no quiere ser terror sofisticado para festivales independientes, pero va un paso más allá de un mero carrusel de sustos a golpe de pachún en la banda sonora.
'Smile' cuenta cómo, después de presenciar un incidente extraño y violento que afecta a una paciente, una psicóloga comienza a experimentar visiones terroríficas, que la alejan de la realidad y que la enfrentan a personas conocidas y desconocidas exhibiendo inquietantes sonrisas. Tendrá que enfrentarse a su pasado y descubrir qué extraña maldición o contagio está estrechando el cerco en torno a ella.
Como se puede ver, no hay mucho en 'Smile' que no hayamos visto antes: la idea de la maldición / contagio / virus mortífero que se transmite entre personas cercanas al protagonista se lleva viendo desde los tiempos de 'The Ring' y otras películas de j-horror en su estela. Pero si hay una película reciente a la que inequívocamente remite 'Smile' es a 'It Follows', una de las primeras producciones que dio el pistoletazo de salida para un terror reciente más independiente y reflexivo, aunque bebiendo de éxitos previos como 'La invasión de los ultracuerpos'.
Sin embargo, la referencia al terror japonés no es casual, porque la película se inspira también muy claramente en otro icono de ese país: Junji Ito, el mangaka autor de hitos del horror gráfico como 'Uzumaki' o 'Tomie'. De él, 'Smile' toma un cierto modo de inquietar con imágenes fantasmagóricas y surrealistas no exentas de humor, como son sustos muy concretos a lo largo del metraje, el propio uso de la sonrisa como detonante del miedo o todo el tramo final, rebosante de planos que desbordan esa sensibilidad por lo macabro y lo surreal del maestro del cómic nipón.
Un perfecto término medio
Sin embargo, 'Smile' tampoco se lanza en plancha a un despliegue de surrealismo onírico e inquietante como las mejores obras de Junji Ito. La película de Parker Finn, debutante en el largo que se inspira en su propio corto 'Laura Hasn't Slept', está en un curioso término medio entre el terror más mainstream, al estilo de las películas de espectros y casas encantadas producidas por James Wan, como 'Insidious', y las mencionadas películas de horror indie al estilo de la mencionada 'It Follows'. En ese peculiar punto intermedio encuentra un punto de estilo propio muy interesante.
Finn demuestra que es capaz de hacer una película de terror comercial que no teme a cierto atrevimiento en lo formal, de ahí el tonteo con las imágenes más surrealistas o la estupenda encarnación de Sosie Bacon como la protagonista, más entregada y emocional de lo habitual en el cine comercial de terror. También los apuntes de guión que dan pistas sobre la relación entre un pasado traumático y un presente horrible son buena muestra de que Finn ha hecho una película de miedo para las multisalas, sí, pero una que tiene un trasfondo perturbador y cuidado.
'Smile' es una apuesta segura para los devotos del cine de terror en formato tren de la bruja: un susto detrás de otro, desde los más tramposos con trucos de montaje y sonido incluidos a la vertiente inquietante de "esquina en penumbra donde parece que hay texturilla". Emociones fuertes y sonrisas maquiavélicas para una película que no teme meter la cabeza en zonas muy oscuras del inconsciente colectivo.
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