La desesperación por la crisis de semiconductores está provocando imágenes surrealistas. Es el caso descrito por el servicio de aduanas de Hong Kong, quienes esta semana han confiscado una red de contrabando que intentaba pasar ilegalmente más de 2.200 CPUs, más de 1.000 memorias RAM, unos 630 smartphones y unos 70 productos cosméticos, todo con un valor aproximado de unos 4 millones de dólares al cambio.
En el marco de esta investigación, el día 16 de junio se detuvo a un conductor. Según describe HKEPC, en el trayecto que une Hong Kong con Macao, se paró a un hombre que estaba nervioso. No es para menos, pues llevaba pegadas al cuerpo hasta 256 CPUs de Intel de gama alta. Un alijo de gran valor, teniendo en cuenta que se trataba de procesadores Intel Core i7-10700 e Intel Core i9-10900K.
Más de 100.000 euros en CPUs atadas al cuerpo
Las 256 CPUs de Intel incautadas tenían un valor de unos 800.000 yuanes, algo más de 100.000 euros al cambio. En concreto se trataba de los chipsets de gama alta de 10ª generación de Intel, fabricados en 14 nanómetros. Como se aprecia en las imágenes, el hombre tenía atadas las CPU en las piernas y la espalda con papel film.
No fue el único caso, pues el día 26 de junio en la misma localización se detuvo a otro conductor con 52 CPUs de Intel ocultas bajo los asientos del conductor, según describe PCGamer.
El contrabando de piezas y componentes para ordenador empieza a ser tendencia pese a que, según señala la aduana de Hong Kong, está penalizado con una multa de hasta 2 millones de dólares y siete años de prisión.
El precio de los componentes se ha mantenido desorbitado hasta hace poco. En el caso de las tarjetas gráficas y debido a la persecución de China hacia la minería de criptodivisas, el precio de las GPU ha experimentado una bajada generalizada.
La crisis de los semiconductores se espera que dure hasta 2022, tiempo más que suficiente para que quizás hayan nuevos casos de contrabandistas de componentes. Si antes eran los teléfonos móviles uno de los objetos más habituales en estos casos, ahora la escasez ha convertido los procesadores en otra codiciada pieza por los contrabandistas.
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