España tiene la oportunidad de convertirse en protagonista dentro de la carrera europea por independizarse de los EE.UU y Asia a nivel de hardware. En medio de la crisis de los semiconductores, desde la Unión Europea trabajan en un proyecto para crear chips propios y el Barcelona Supercomputing Center (BSC) ha sido el elegido para liderarlo.
Con un presupuesto de 8 millones de euros durante los próximos tres años, el proyecto eProcessor tiene como objetivo el desarrollo del primer chip europeo de código abierto. Un chip con arquitectura RISC-V, que busca convertirse en la alternativa libre a los diseños de Intel, AMD y los basados en ARM.
Además de coordinar el proyecto, desde España quieren dar otra marcha más y ya están activas las conversaciones para establecer quién iniciará su producción. "Se está trabajando a nivel nacional e internacional para ver qué empresas españolas y europeas pueden fabricarlos", explica Nadia Calviño, vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
A principios de junio, Bosch anunció una nueva fábrica de semiconductores en Dresde (Alemania). Un ambicioso proyecto de interés común europeo (IPCEI) que muestra el interés por crear hardware propio. Sin embargo, el proyecto de chip europeo basado en RISC-V va en otra dirección, apuntando más lejos y poniendo el foco en el desarrollo y diseño. Esto es lo que sabemos de este prometedor proyecto.
El proyecto de chip abierto europeo nace en Barcelona
A finales de 2019, un equipo de 30 investigadores del Barcelona Supercomputing Center, el Centro Nacional de Microelectrónica y el Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional de México mostraron el diseño inicial de 'Lagarto', nombre dado al primer chip de código abierto, basado en la arquitectura ISA.
"El hecho de que estén abiertos pretende sortear la posibilidad de que los chips incorporen puertas traseras o instrucciones que puedan ser perjudiciales para la seguridad o la privacidad de los usuarios", explicaba Mateo Valero, director del BSC.
En este caso, el chipset está basado en transistores de 65 nanómetros de TSMC. A mediados de 2021, el mismo equipo ha anunciado la segunda generación de los procesadores Lagarto, ya enviada a fabricar vía Europractice. El diseño sigue basado en RISC-V y su nombre es DVINO (DRAC Vector IN-Order). En el chip de nueva generación se incluye un núcleo con el procesador Lagarto junto a un procesador vectorial Hydra.
En su segunda generación, el chip mejoró su rendimiento en un 15%, añadió nuevos controladores y se incrementó el área hasta los 8,6 mm2.
El proyecto eProcessor se enmarcará dentro de otros proyectos de supercomputación como la 'European Processor Initiative', 'Low-Energy Toolset for Heterogeneous Computing', 'MareNostrum Experimental Exascale Platform', 'POP2 CoE', 'Tulipp', 'EuroEXA' o 'ExaNeSt'.
Mientras algunas de las versiones del eProcessor están previstas para supercomputación y servidores de datos, también se trabaja en que se pueda utilizar este chip RISC-V en inteligencia artificial para sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS), procesadores para coches, así como CPUs para IoT y dispositivos móviles.
Al respecto del uso de la arquitectura RISC-V, en una entrevista con Xataka, Mateo Valero, director del BSC explica que "ahora todos los supercomputadores usan Linux porque esto te garantiza la compatibilidad de la aplicación hacia abajo, pero lo que no es compatible en general es un hardware con otro. Lo que sucedió en aquel momento con Linux está pasando ahora con el hardware gracias a la arquitectura RISC-V. Nosotros estamos promocionando que Europa pueda desarrollar supercomputadores con hardware europeo".
De los 8 millones de euros presupuestos por los fondos europeos, 1,2 millones de euros irán a parar al Barcelona Supercomputing Center, quien coordina el proyecto. El resto se reparte entre la Universidad Tecnológica Chalmers (Suecia), el Instituto Idryma Technologias Kai Erevnas (Grecia), la Universidad Degli Studi Di Roma La Sapienza (Italia), el fabricante Cortus (Francia), Christmann Informationstechnik + Medien (Alemania), la Universidad Bielefeld (Alemania), Extoll Gmbh (Alemania), Thales (Francia) y Exascale Performance Systems (Grecia).
Empiezan los movimientos para su fabricación
"La única opción que tiene Europa si quiere ser independiente en el ámbito de la supercomputación solamente pasa por desarrollar procesadores RISC-V. Y es una decisión política. No hay otra solución", explica Valero.
Esta semana, en declaraciones a varios medios, Pedro Mier, presidente de la Asociación Multisectorial de Empresas de Tecnologías de la Información, Comunicaciones y Electrónica (AMETIC), ha explicado que ya se están produciendo reuniones para poner en marcha un PERTE para el diseño de estos microchips e iniciar su producción en el futuro.
Un proyecto para aliviar la dependencia que tenemos en Europa, liderado desde España y basado en una arquitectura libre que puede convertirse en una poderosa alternativa a la tradicional propuesta de los grandes fabricantes.
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