En el sureste de Baviera, las mariposas nocturnas representan el 90% de la población de mariposas y son diez veces más especies que las diurnas. O lo eran. Porque, en el último medio siglo, las poblaciones se han derrumbado más de un 80% y esto, más que una curiosidad, es un enorme problema: estos bichos son una pieza importantísima de la cadena trófica y muchos otros animales se alimentan básicamente de ellos. Su desaparición tiene consecuencias.
Baviera (como parte de una amplia región de Alemania, Países Bajos u otros países del norte de Europa) es, en cierta forma, el 'canario en la mina' de las mariposas de la Europa continental. El lugar donde la ausencia de lepidópteros es más patente y sus consecuencias más profundas, pero (sobre todo) el lugar que avisa lo que está por llegar. A lo largo de las últimas décadas, el resto de países europeos, como si de una inmensa mancha de aceite se tratara, han ido sufriendo procesos similares.
La desaparición de las mariposas
El asunto es complejo y las causas múltiples, pero todo parece indicar que el problema clave está relacionado con el cultivo. Como explica en una entrevista en Materia al biólogo alemán Josef H. Reichholf hay una tormenta perfecta en la que el efecto de los pesticidas (que no solo atacan a las malas hierbas sino a toda la vegetación natural de forma indiscriminada) y los fertilizantes (que crean condiciones muy buenas para un pequeñísimo grupo de plantas, perjudicando al resto) se combina para afectar a un enorme conjunto de seres vivos como las mariposas.
De hecho, la mejor muestra de todo esto es que "elementos clave en el ecosistema” como arcenes de carreteras (uno de los pocos lugares donde las poblaciones de mariposas pueden aún refugiarse) se están viendo también muy afectados. Es decir, el efecto de las prácticas vinculadas al cultivo ya hace mucho que superó los ambientes estrictamente agrícolas.
Reichholf, que acaba de publicar en España 'La desaparición de las mariposas', explica que el cambio climático no hace más que complicar la gestión del problema. Al fin y al cabo, este fenómeno general afecta de formas muy distintas a los diferentes ecosistemas y mientras en el norte de los Alpes puede estar a punto de ocasionar un boom de las poblaciones de mariposas (que necesitan climas cálidos para vivir), en otras regiones está iniciado procesos de desertificación que están acabando con muchas especies endémicas.
Sea como sea, el problema va más allá de las mariposas. Al final, como decíamos en otras ocasiones, los lepidópteros no son más que una pieza de un enorme engranaje de ecosistemas. Muchos pájaros, por ejemplo, tienen una dieta basada en buena medida en ellas; si las poblaciones desaparecen, se producirán cambios en sus patrones de comportamiento o incluso, si tienen que desplazarse a otros lugares, pueden desencadenar plagas difíciles de controlar. Quizás lo más interesante de la ecología moderna es que estamos empezando a entender el enorme castillo de naipes de la naturaleza y es algo realmente fascinante.
Imagen | Beckett Ruiz
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