La bioluminiscencia como nunca se había visto: los satélites han permitido detectar eventos de hasta 100.000 kilómetros cuadrados

La bioluminiscencia como nunca se había visto: los satélites han permitido detectar eventos de hasta 100.000 kilómetros cuadrados
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La bioluminiscencia es un fenómeno tan precioso como misterioso, pero que incluso se ha tenido en cuenta como recurso para la iluminación de las calles (al menos la idea de). Pero lo que ha sorprendido recientemente que las manifestaciones de bioluminiscencia llegan a ser muy masivas y duraderas, algo para lo que han sido clave ciertos satélites.

Este término se refiere a la capacidad que tienen algunos organismo producen luz en su metabolismo, con la habitual participación de una enzima llamada luciferasa. Esta conversión directa de energía química a lumínica ocurre en muchas especies de hongos, bacterias, medusas, insectos, protistas y otras familias de seres vivos, de ahí que el mar sea un sitio donde verlo, pero lo que reportan estos investigadores son espectáculos masivos cuya área superaría la de un país pequeño.

Fluorescencias naturales más grandes que países como Lituania

Lo reportado por Steven D. Miller y su equipo fue publicado en Nature. Lo más llamativo concretamente lo detectaron concretamente en el sur de Java en 2019, pero analizaron imágenes satelitales desde diciembre de 2012 hasta marzo de 2021.

Durante este lapso de tiempo, contaron una docena de eventos masivos de bioluminiscencia, más o menos uno cada ocho meses. Según explican en el New York Times, incluso el más pequeño era cien veces más grande que toda Manhattan, que son muchos campos de fútbol (unos 8.300, si tomamos como referencia el área de 59,1 km² para el distrito).

El más grande que han detectado llega a los 100.000 km², concretamente de los hallados en las cercanías de la isla de Java. Para hacernos una idea, la superficie de Lituania o Irlanda es, respectivamente, de unos 65.300 km² y de 70.273 km².

Bioluminiscencia Java Dia Noche Comparación de día y de noche de la "mancha lechosa" (la silueta blanca de las fotos de noche, abajo, son una manifestación de bioluminiscencia) bajo la isla de Java. Unos 100.000 km² de superficie en este caso. Bright patches seen over Java in (d–f) are city lights. Imagen: Steven D. Miller et al

Según explican, estos avistamientos han sido posibles gracias a las tecnologías que poco a poco han ido incorporando los satélites de observación (como las basadas en infrarrojos), hablando concretamente de los que la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) lanzó en 2011 y 2017. Explica Miller que, aunque llevaban más tiempo queriendo ver si las iluminaciones se veían vía satélite (al menos desde 2004), lo que se obtenían eran imágenes demasiado ruidosas y no aprovechables, hasta que mejoraron los equipos más adelante.

La esperanza con este descubrimiento, que además resulta muy atractivo a nivel fotográfico, es conocer mejor el origen de la bioluminiscencia. Así como se conocen características y es algo que se ha observado desde hace siglos, se sigue teorizando sobre su origen en trabajos como el de William McElroy y Howard Seliger (de hace algunas décadas) que lo sitúa en una estrategia de adaptación ante el aumento de la concentración de oxígeno tras el surgimiento masivo de cianobacterias en la Tierra hace unos 2.450 millones de años.

Bioluminiscencia Arabia Uno de los eventos masivos (unos 9.000 km² de superficie) cerca de Arabia, en 2013. Imagen: Steven D. Miller et al

Lo que puntualizan es que, aunque la bioluminiscencia se asocia normalmente a criaturas que viven en las áreas más profundas (como los lophiiformes, esos peces con un apéndice a modo de LED frontal con una apariencia algo terrorífica), lo que han identificado en este estudio es que estas áreas gigantes fluorescentes provienen más bien de plankton o miles de millones de bacterias, que se iluminan a la vez.

Bioluminiscencia Cameron Las manifestaciones de biolumiscencia suelen ser "cazadas" por ávidos fotógrafos como Cameron en las crestas de olas.

Otro dato que ha sorprendido, además de la extensión de estos eventos en superficie, es la duración de los mismos. Hablando de ese enorme "flash" visto en Java en 2019 que citábamos antes, se manifestó durante unas 45 noches.

Esto despierta esperanzas a los científicos interesados en este campo, más allá de los datos que el estudio ha aportado. Con una duración como la de ese caso, la toma de muestras podría ser posible aunque no hubiese un equipo cercano de manera inmediata.

Veremos si finalmente resulta tan útil como esperan a la hora de tener más información sobre esta sorprendente consecuencia del metabolismo de los seres vivos que enumerábamos. Al menos ahora ya han detectado la manera de poder cazar estas manifestaciones, aunque sea gracias a instrumentos que nos observan a miles de kilómetros.

Imagen | Jesse Richmond

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