Puede que la compañía británica Pulsar haya dado con un modo de aprovechar, al menos en parte, todos los residuos plásticos que llenan vertederos y océanos. Su propuesta, que ya ha sido sometida a pruebas, consiste en usarlos en un combustible hibrido para cohetes de propulsión espacial.
Primero los plásticos, luego la fusión nuclear
La receta para conseguirlo es una mezcla de polietileno de alta densidad (usado en botellas, utensilios de cocina y hasta tuberías) y un óxido nitroso. La prueba que puedes ver en el vídeo superior ha tenido éxito y ha motivado a la compañía a hacer otra próximamente ante empresas interesadas en adquirir la tecnología.
Esto puede provocar un interés repentino hacia todo ese plástico que flota en nuestros mares y que ya estamos recogiendo con grandes redes, de la misma forma con que lo hacen algunas refinerías que vimos hace unos meses. Mataríamos dos pájaros de un tiro: nos quitaríamos de encima esos residuos y además generaríamos combustible a partir de ellos. Pocas fuentes de energía son tan accesibles y potencialmente baratas.
Pulsar tiene también planes de conseguir un propulsor de fusión nuclear, simulando las condiciones extremas del interior del Sol y provocando impactos de átomos para generar grandes cantidades de energía. Su agenda contempla hacer pruebas con él en 2025 y ponerlo en órbita en 2027, con ambiciones de acortar el viaje a Marte a la mitad de tiempo gracias a ese motor.
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