Las fugas de metano naturales son, dentro de lo que cabe, normales. En diferentes puntos del planeta el gas sale a la superficie en las profundidades de los océanos desde alguno de los depósitos subterráneos. Una nueva investigación ha estudiado cómo se está produciendo esto en la única fuga descubierta en la Antártida, donde está evolucionando de forma diferente a como pensábamos que ocurría.
La filtración de metano en la Antártida en realidad se descubrió en 2011, pero han tenido que pasar estos años para que se pueda estudiar mejor cómo se está desarrollando. Ahora un equipo de ecólogos marinos de la Universidad Estatal de Oregon ha publicado las conclusiones de su estudio en The Royal Society, desvelando cómo las cosas se han dado diferente a como esperaban. Una preocupación más a tener en cuenta para la Antártida, un inmenso laboratorio natural que es esencial para la investigación científica.
Uno de los gases más letales en el efecto invernadero
El problema aquí reside en que el metano es uno de los gases que más contribuyen al efecto invernadero. Generalmente cuando una fuga de metano se produce también se genera una especie de "capa" de microbios que viven ahí y se alimentan del metano. Con esto se reduce la emisión real que llega a la atmósfera.
En la fuga encontrada en la Antártida dicha capa de microbios ha tardado mucho más de lo esperado en formarse, tan sólo cinco años después de que la fuga apareciera se ha generado una capa de microbios. Esta capa de microbios tampoco parece estar consumiendo todo el metano que los expertos estimaban, por lo que se está liberando a la atmósfera más del esperado.
Hay un último inconveniente a tener en cuenta, y es que según los cálculos geológicos, la Antártida contiene alrededor del 25% de las reservas del metano del planeta. Si estas fugas se siguen produciendo y si su mitigación de forma natural no se da como en el resto dela Tierra, podría contribuir de forma grave al efecto invernadero.
La mayor parte del metano se ha generado probablemente por las descomposiciones de algas que quedan enterradas bajo sedimentos en el lecho marino. El metano que se escapa normalmente es consumido por estos microbios que conviven ahí, otras veces directamente se disuelve en el agua. Ahora bien, si no hay microbios suficientes para esta tarea, el metano acaba expulsado a la atmósfera.
En un análisis más en detalle de este caso, los científicos esperan determinar si este problema es propio sólo de la Antártida y su clima más frío o puede darse en otros lugares también.
Y, ¿qué ha provocado esta fuga? Por una vez parece ser que este problema en el Polo Sur no se debe al calentamiento global que sufre toda la zona. La razón por la que los investigadores descartan esto es que el Mar de Ross donde se ha encontrado la fuga no se ha calentado de forma significativa como otras partes de la Antártida. Queda por ver ahora si el lento consumo por parte de los microbios tiene que ver o no con la actividad humana.
Vía | Phys
Más información | The Royal Society
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