El "invierno normal" de los últimos días es tan sólo un paréntesis: AEMET apunta de nuevo hacia el calor

El "invierno normal" de los últimos días es tan sólo un paréntesis: AEMET apunta de nuevo hacia el calor
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Acabado 2022 ("el año más cálido desde que tenemos registros") y con El Niño calentando en la banda del Pacífico ecuatorial, los primeros días de 2023 han sido una pequeña dosis de verdadero espíritu invernal: un descenso térmico cada vez más evidente, tiempo estable, pocas nubes y casi ninguna precipitación. Por primera vez en meses, vivimos unos días, con temperaturas en "valores normales para esta época del año". La buena noticia es que las cabalgatas están a salvo. La mala noticia es que esto es 2023 y la cosa no va a durar.

Últimos días de tranquilidad. Según la AEMET, durante el día 5 no se esperan precipitaciones importantes (más allá de algunas lluvias débiles en el Estrecho o la costa occidental malagueña"). El 6, en cambio, no esperamos ni eso: será un día estable, soleado y si acaso, algo de viento en Galicia.

Ese viento, de hecho, es clave. Porque durante el fin de semana se producirá un brusco cambio meteorológico y son precisamente esos vientos lo que traerán las primeras lluvias al oeste de Galicia. Así, la estabilidad de estos días, dará paso a precipitaciones generalizadas en la mayor parte del país. La intensificación del anticiclón de las Azores que nos ha tenido a resguardo de las lluvias, dará paso a las andanadas sucesivas de una enorme borrasca atlántica que tiene su epicentro en las islas británicas.

Pero ese no es el problema. Pese a que el Gobierno ha retirado algunas de las medidas extraordinarias de la sequía y los embalses parecen alejarse de las peores cifras (salvo en el sur-sureste), seguimos en una situación delicada a nivel hídrico. Las borrascas atlánticas siguen siendo una bendición.

El problema es que la entrada de viento del oeste y el suroeste tiene una consecuencia inevitable: que las temperaturas van a subir. Es algo que de nuevo nos sitúa en buenas condiciones para afrontar el invierno en plena crisis energética, pero que vuelve a poner sobre la mesa el enorme desorden meteorológico que arrastramos.

Vienen curvas. La mención a El Niño al principio del artículo no es gratuita. 2022 ha sido el año más cálido del registro en España (y buena parte de Europa); pero, a nivel mundial, por el impulso refrigerador de La Niña solo ha sido el 5º o el 6º del registro. Con El Niño preparándose para verano, es inevitable preguntarse hasta donde llegarán las temperaturas globales el año que entra (y los sucesivos). Y no por una cuestión abstracta, sino por empezar a ver cómo nos preparamos para unas temperaturas históricas que pueden poner los ritmos estacionales patas arriba.

Ni rastro de Filomena. Seguramente esto es lo último a reseñar. En las últimas semanas, los meteorólogos estaban muy atentos al vórtice polar ante la posibilidad de que una "manga" de aire frío se dirigiera a nuestro país. Finalmente, la posibilidad ha quedado en nada y, con ella, la perspectiva de una nueva tormenta de nieve que afecte a la mayor parte del país se disipa. La AEMET mantiene en 1400 metros la cota de nieve para los próximos días. Y no es algo "nuestro" es un problema que afecta a todo el continente.

Imagen | ECMWF

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