Se acerca la primavera y con ella el fruto del trabajo de muchos que han estado cultivando plantas florales para ornamentar sus casas, balcones o jardines. Sin embargo la primavera también es una época del año en la que se intensifica una de las amenazas que acechan tanto a las plantas decorativas como a las que cultivamos por sus frutos: el pulgón.
Y cuando prolifera un problema también proliferan aquellos que ofrecen soluciones. Estas soluciones a veces funcionan y a veces no, a veces están basadas en la evidencia y otras no tanto.
Pero antes, ¿qué son los pulgones? Su nombre podría llamar a error puesto que poco tienen que ver con las pulgas o sifonápteros (Siphonaptera) más allá de que ambos grupos de especies pertenecen a la clase de los insectos neópteros. La familia de los pulgones o áfidos (Aphidoidea) agrupa a varios miles de especies de insectos hemípteros de pequeño tamaño (suele oscilar entre uno y siete milímetros).
El problema con los pulgones viene debido a sus hábitos alimenticios. Éstos se nutren a partir de la savia de las plantas, a menudo causando daño a las plantas al extraerla. La reproducción de las hembras de estas especies puede darse de forma asexual, lo que permite que sus números se multipliquen notablemente, convirtiéndolos en una amenaza para jardines y huertas.
La aparición de estos insectos no implica necesariamente que estemos ante una plaga (salvo que aparezcan en grandes números las plantas no tienen por qué resentirse). Sin embargo llegado cierto punto puede que sea necesario librarse de estos insectos.
Hacerlo puede requerir el uso de pesticidas, pero el uso de estas sustancias viene aparejado a sus propios problemas, por lo que son muchos quienes buscan otras alternativas más “naturales”. Uno de los remedios más comentados recientemente está basado en el ajo.
¿Funcionan estos remedios? Los pesticidas basados en ajo o en combinaciones han sido puestos a examen por distintos grupos de investigadores. Por ejemplo, un estudio realizado en 2016 observó que, a partir de ciertos niveles, una solución de ajo en agua mostraba una efectividad semejante a la de la aplicación de pesticidas tradicionales (Dimetoato 40 EC en el estudio).
Resultados semejantes se obtuvieron en un experimento más reciente, realizado en Arabia Saudí en 2022, aunque el tratamiento utilizado fue una solución que combinaba ajo y cebolla. El resultado del experimento fue positivo y las plantas tratadas mostraban niveles más bajos de pulgones.
La clave de este efecto podría estar en las lectinas ASAI y ASAII. Las lectinas son un tipo de proteínas presentes en todas las plantas (y especialmente en las legumbres, donde sustancias como la ricina pueden llegar a ser peligrosas) y su característica es la de “acoplarse” a carbohidratos. Un pesticida basado en estas lectinas fue utilizado con éxito en un experimento realizado en 2008.
Otra forma casera pero efectiva de evitar los pulgones es la de utilizar jabón. Existen jabones insecticidas (jabón potásico) preparados que son utilizados como alternativa ecológica de otros pesticidas, pero también es posible hacer preparados domésticos con la misma función. Una de las precauciones a tener en cuenta es la de no utilizar este mecanismo cuando las plantas estén faltas de agua o cuando las temperaturas superen los 32ºC.
Un remedio también bastante natural es el de utilizar simple agua aplicada con cierta presión (a través de una manguera, por ejemplo). No acaba necesariamente con una plaga pero puede servir para retirar a los pulgones de las plantas que queramos proteger. Puesto que los pulgones acaban atrayendo a sus depredadores, no acabar con estos insectos puede resultar útil.
¿Y cuáles son los depredadores de los pulgones? Hay varios, pero entre todos destacan las mariquitas. Las mariquitas o coccinélidos (Coccinellidae) son una familia de insectos coleópteros (es decir, escarabajos) bien conocida por su colorido caparazón. Tanto los insectos adultos como sus larvas se alimentan de los pulgones. Estos insectos,a demás, no suelen aparecer cuando los números de los pulgones son bajos (es decir, cuando estos no suponen una amenaza para las plantas).
Algunas especies de avispas parasitarias, así como las crisopas o crisópidos (Chrysopidae), y los sírfidos (Syrphidae) también parasitan o depredan a los pulgones y sirven para el control de su población.
Ocurre lo contrario con las hormigas. Las hormigas a menudo aparecen en compañía de los pulgones. El motivo es, cuanto menos, curioso. Los pulgones segregan una suerte de melaza que sirve de alimento a las hormigas. Es por eso que éstas últimas se han convertido en pequeñas ganaderas que protegen a los pulgones a los cuales “ordeñan” después. Eliminar a las hormigas facilita la desaparición de los pulgones.
Los insectos son una parte fundamental de nuestro ecosistema. La amenaza que pende sobre las abejas puede que haya acaparado la atención de la sociedad, pero también son muchos los que han alertado de la progresiva desaparición de nuestro entorno de insectos como las mariquitas.
El equilibrio ecológico es una cuestión delicada y hay mucho en juego, no sólo las plantas que decoran nuestros jardines y balcones sino también las que nos dan de comer. Hasta los parásitos puedan cumplir una función en nuestro entorno y es por ello que a veces incluso no hacer nada deba ser también una opción a tener en cuenta.
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Imagen | Alvesgaspar,
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