Desde hace 45 años, los satélites que orbitan alrededor de la Tierra miden la temperatura de los océanos. Pues bien, acabamos de destrozar todos los récords: la media oceánica ha superado los 21 grados de media por primera vez desde que hay registros.
La respuesta de los expertos se resume en una frase del meteorólogo González Alemán, “los océanos entran en un territorio desconocido”.
¿Qué está pasando? Ver los datos así, negro sobre blanco, resulta chocante. Mucho. Pero ni (en realidad) es una sorpresa, ni (científicamente hablando) hay demasiado misterio: al calentamiento global de las últimas décadas se le suma ahora el fin de La Niña.
Y es que, como recordaba el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo, “La Niña había estado camuflando estos últimos años el calentamiento del planeta”. Esto hacía que, aunque la temperatura media del planeta iba subiendo como ocurre habitualmente por el cambio climático, La Niña contenía la escalada.
'La Niña’, explicada Tanto La Niña como su némesis, El Niño, forman parte de un fenómeno climático cíclico (aunque algo irregular) que suele ocurrir en periodos de entre dos o seis años y tiene efectos enormes en el conjunto del mundo. Concretamente, La Niña "produce un enfriamiento a gran escala de las aguas de la superficie oceánica en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial".
Esto conlleva una enorme batería de cambios en la circulación atmosférica tropical y, por extensión, se alteran los vientos, la presión atmosférica y las precipitaciones de todo el mundo: bajando las temperaturas de todo el planeta.
Después de La Niña Porque, en la medida en que la mera finalización de La Niña eleva la temperatura del agua hasta cotas nunca registradas, lo que todo el mundo se pregunta es ¿qué va a pasar cuando el fenómeno inverso, El Niño, eleva de forma considerable la temperatura del océano y, también por extensión, el resto del planeta?
Todo el mundo se lo pregunta porque, en fin, cada día que pasa hay más probabilidades de que El Niño irrumpa con fuerza a lo largo del verano y el otoño. Y si ahora el océano se está adentrando en un nuevo territorio, los próximos años van a tan a típicos que nuestros modelos no están preparados para ello.
¿Qué podemos esperar? Como digo, no estamos seguros de nada. Más allá de que las temperaturas medias van a seguir subiendo y las dinámicas meteorológicas van a hacerse más violentas y salvajes… sabemos muy poco. En todo caso, no lo suficiente como para prepararnos. Eso es lo aterrador, eso es lo estimulante. Eso es lo que nos espera.
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Imagen | Conor Sexton
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