El Ministerio de Comercio de China anunció hace casi tres meses que el país adoptaría restricciones en la exportación de galio y germanio a partir del 1 de agosto. La medida, según el gigante asiático, respondía a cuestiones de “seguridad nacional”, aunque se presentaba en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos. El tiempo ha pasado y, finalmente, tenemos los primeros detalles de su impacto.
Cero exportaciones. Pekín no ha dado ni un ápice de tolerancia al primer mes de su nuevo control de exportación. Según recoge CNBC, los datos aduaneros chinos señalan que durante todo agosto no se vendió galio y germanio en el mercado internacional. Este escenario contrasta fuertemente con las dinámicas comerciales normales del país, que se han visto fuertemente afectadas por este movimiento.
En julio de este año, China exportó 5,15 toneladas de galio y 8,1 toneladas de germanio para clientes industriales. Antes de la entrada en vigor de los controles de exportación, los productores no tenían demasiadas limitaciones a la hora de vender estos metales en los mercados internacionales. Ahora, no obstante, deben acoplarse a un esquema de licencias. Si no tienen licencia, básicamente, no pueden exportar.
Licencias, pero solo para algunos. Si bien durante el despliegue inicial de la medida se registraron cero exportaciones de galio y germanio, este escenario podría cambiar en el mes en curso. El Ministerio de Comercio de China ha dicho a través de su portavoz que ha recibido solicitudes de licencias de exportación de las compañías. No sabemos exactamente cuántas, pero ha asegurado que “algunas” han sido aprobadas.
Como podemos ver, no queda claro cuál es el criterio que el organismo utilizará para conceder o revocar las solicitudes de licencia, pero le brinda gran poder de control sobre las exportaciones. Esta mecánica, cabe señalar, no es completamente nueva. El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha agudizado las restricciones de exportación de tecnologías avanzadas a China a través de un sistema de licencias similar.
Seguridad nacional. Las restricciones de China, Estados Unidos e incluso los Países Bajos en medio de la denominada “guerra de chips” tienen un argumento público en común: la seguridad nacional. Desde Occidente, bajo el mencionado concepto, se busca reducir la exportación te tecnologías que pueden ser utilizadas para fines dobles, es decir, para usos civiles y militares. Desde Oriente, apuntan a proteger sus intereses nacionales.
China, un actor clave en el importantísimo mercado del galio y germanio. El gigante asiático, según la Alianza de Materias Primas Críticas, está detrás de 80% del galio y del 60% del germanio comercializado en el mundo. Y estamos hablando de dos metales esenciales para una amplia variedad de industrias, desde la de los semiconductores hasta las telecomunicaciones, pasando por la movilidad eléctrica.
Ahora bien, la importancia de China en este sector no radica en la disponibilidad territorial del galio y germanio. Estos metales están disponibles ampliamente en el mundo, pero el gigante asiático ha conseguido labrar su reputación gracias a su capacidad para extraerlos a bajo coste. De esta forma, las restricciones pueden ser un arma de doble filo que acabe impulsando productores alternativos para el mercado global de estos recuros.
Imágenes: MIT | Alejandro Luengo
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