Si vives en EEUU y tu jefe acaba de decirte que quiere ascenderte al cargo de gerente es mejor que, antes de descorchar el champán o ponerte a bombardear con whatsapps a tu familia, te tomes un par de minutos y estudies bien la oferta. Y es mejor que lo hagas por una razón sencilla: no sería extraño que el título llegue “envenenado”, que consista en una trampa para que trabajes más… gratis.
Quizás lo de "manager" quede genial impreso en tu tarjeta de presentación y te dé cancha cuando quieras fardar delante de tus amigos o la cena de Nochevieja, pero al final de la semana es probable que se traduzca en algo menos agradable: haber hecho horas extra "por la cara".
El aviso acaba de lanzarlo la National Bureau of Economic Research (NBER), con sede en Cambridge. Y aunque su foco se centra en el mercado estadounidense y la treta se aprovecha de la legislación del país, supone toda una demostración de picaresca empresarial. Una especialmente jugosa, que a la larga permite a las compañías ahorrarse varios miles de millones de dólares.
Hecha la ley...
La táctica es en realidad bastante simple.
La Ley de Normas Laborales Justas —FLSA, por sus siglas en inglés— es un marco legislativo promulgado a finales de la década de 1930 que recoge cuestiones tan relevantes como el salario mínimo, la remuneración de horas extra, los registros o el empleo juvenil. El problema, como reza el refranero español, es que hecha la ley, hecha la trampa. Y hay quien le tiene tomada la medida.
Como ha constatado la NBER y publicado Bloomberg, la ley exime a las empresas de pagar salarios por horas extra cuando el empleado cumple dos requisitos básicos: ejerce un cargo de manager y su nómina supera cierto umbral. ¿A qué lleva eso? A que haya jefes que se estén inventando títulos para que sus subordinados se ajusten a ese perfil y poder escatimarles así los pagos extra.
“Hemos encontrado pruebas generalizadas de que las empresas parecen eludir el pago de las horas extraordinarias aprovechando una ley federal que les permite hacerlo en el caso de los empleados denominados ‘directivos’ que perciben un salario superior a cierto umbral predefinido”, advierte.
¿Qué es lo que encontraron exactamente los técnicos de la NBER? Uno de los datos más relevadores y contundentes es el alza en ofertas de trabajo para empleados con cargos directivos que, a la hora de la verdad, ejercían funciones que raramente incluían labores de gestión. En un lapso de solo ocho años —entre 2010 y 2018— la NBER constató un aumento del 485%.
“Nuestro principal hallazgo es que se produce un aumento sistemático y pronunciado en el uso por parte de las empresas de títulos directivos en torno al umbral reglamentario federal que les permite evitar el pago de horas extraordinarias. Observamos un alza del 485% en el uso de títulos directivos para empleados asalariados justo por encima del umbral salarial recogido en la Ley Federal de Normas Laborales (455 $/semana), lo que permite a las empresas evitar el pago de horas extraordinarias”, recoge el informe, que la NBER ha presentado este mismo mes.
No es el único indicio que detectaron.
Durante sus pesquisas, los investigadores se encontraron con cargos que les hicieron sospechar, como el de “director de primeras impresiones”, “subdirector de bingo”, “instalador principal de puertas de ducha”, “gerente de carrito de comida”, “coordinador de escaneado de precios” o “encargado de alfombras”, funciones directivas que —admite con sorna la NBER— resultan, “cuando menos, poco convencionales”. Los títulos directivos “falsos” presentan además otra peculiaridad: incluyen remuneraciones que rondan el umbral que establece la legislación estadounidense.
La pregunta del millón es… ¿Cuánto se ahorran al final las empresas?
Para su estudio los investigadores trabajaron con un umbral para el pago de horas extras de 455 dólares semanales, cantidad que en 2020 se incrementó a 684. Con sus datos e indagaciones sobre la mesa —como recoge Bloomberg— las empresas habrían evitado pagar extras correspondientes a más de 151 millones de horas de trabajo, unas 18,9 millones de jornadas de ocho horas. Traducido a dinero contante y sonante eso equivaldría a aproximadamente 4.000 millones de dólares.
La treta la usarían de forma especial empresas minoristas y del sector de la hostelería, pero, advierten los investigadores del NBER, “el empleo estratégico de los títulos persiste en todas las industrias, ubicación geográfica y distribución del tamaño”. Sí se percibió que era más común en los estados donde los empleados estaban menos protegidos y los empresarios reunían mayor poder.
Tretas aparte, lo de prolongar la jornada laboral "por la cara" no es una realidad desconocida en España. En agosto la EPA mostraba que el 49% de las horas extra no se pagaban en el país, el nivel más alto desde el segundo trimestre de 2020, cuando el confinamiento llevó a muchos empleados a trabajar desde sus hogares. En la práctica se traduciría en 13 millones de horas mensuales.
Imágenes: CoWomen/Unsplash
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