Este año han desembarcado en España algunas de las empresas chinas más importantes que han trasladado el modelo de Uber al mundo de las bicicletas compartidas. En septiembre llegó oBike, a la que unas semanas después se unió Ofo, habiendo llegado también la europea Donkey Republic a principios de año. Se trata de servicios que te permiten alquilar bicicletas desde el móvil sin tener que preocuparte de aparcarlas en estaciones concretas.
Las principales ventajas de estos servicios frente a los modelos públicos de bicicletas compartidas que ofrecen varias ciudades españolas son una mayor flexibilidad y libertad de movimiento. Aunque precisamente esta libertad es un arma de doble filo, y por ella han tenido algunos problemas en varias de las ciudades en las que operan.
Por poner un ejemplo, varias ciduades chinas ya han empezado a mostrar su disconformidad con este tipo de servicios, y también han tenido varios problemas en universidades como Cambridge. Algunas de estas empresas incluso han sido acusadas de tener "una absoluta irresponsabilidad" en su manera de gestionar las bicicletas.
Pero ninguna de estas críticas ha evitado su expansión y llegada a otros países como España. Ofo ha sido la última en llegar, y ha empezado con una fase piloto inicial en la que ha desplegado 110 bicicletas por Madrid tras llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, y recientemente también ha llegado a Granada. En las mismas ciudades opera oBike, mientras que Donkey Republic les lleva alguna ventaja estando presentes también en Barcelona y Palma.
Funcionamiento y principales diferencias
Lo que tienes que hacer para utilizar estos servicios es descargarte sus aplicaciones, que por lo general están disponibles tanto en Android como en iOS. Estas apps geolocalizan las bicicletas, de manera que cuando quieras utilizarlas sabrás rápidamente dónde está la más cercana a ti.
Esto es así por la libertad a la hora de dejar de utilizarlas. Con los servicios públicos tienes que llevar las bicicletas a estaciones de aparcamiento concretas, mientras que con los compartidos puedes dejarlas en cualquier aparcamiento de tu ciudad. Por eso mismo, siempre tienes la posibilidad de que alguien haya dejado una bici cerca de ti, mientras que con los modelos clásicos siempre tendrás que ir a estaciones concretas.
Una vez que llegas a la bicicleta que vas a utilizar, tienes que escanear con la aplicación el código QR que tiene impreso para desbloquear su candado. Entonces vas a donde quieras con ella, y cuando termines la aparcas. Los precios que pagas dependen de cada servicio y la ciudad en la que lo estés utilizando. Algunas te piden un depósito recuperable cuando empiezas a utilizarlas, y luego te cobran alrededor de medio euro por cada media hora.
Eso hace que por ejemplo en Madrid cada dos horas le cueste un euro a los usuarios, prácticamente la mitad de lo que cobran servicios como BiciMAD con sus dos euros en la primera hora con la tarifa ocasional y cuatro por los segmentos a partir de la segunda. Además algunos de estos servicios ofrecen tarifas especiales dependiendo del tiempo durante el que utilices la bicicleta.
Por lo tanto, para usuarios ocasionales el modelo chino resulta bastante atractivo, aunque si utilizas estas bicis a diario los servicios públicos suelen ofrecer abonos mensuales y anuales que pueden salir a mucho mejor precio. Pero ni siquiera esta ventaja es única de los servicios públicos, ya que algunas aplicaciones como Donkey Republic también tienen tarifas mensuales con costes reducidos.
Ciudades en las que están | Depósito | Tarifa |
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---|---|---|---|
Ofo | Madrid y Granada | Sin depósito | 0,50€ cada 30 minutos en Madrid y 0,35€ en Granada |
oBike | Madrid y Granada | 49 euros | 0,50 euros por 30 minutos, pero hay penalización si eres incívico |
Donkey Republic | Madrid, Barcelona, Málaga y Palma | Tarifa básica de 10 euros al año Tarifa Commuter de 10 euros al mes | 0,75€ los 30 min 0,38€ los 30 min |
Como ves, entre los tres principales servicios que han llegado a España hay diferencias sustanciales. Para empezar Ofo nos ha asegurado que no piden depósitos para utilizar sus bicicletas, y aunque el servicio está de promoción por su llegada y es gratuito, cuando empiece a funcionar normalmente costará 0,50€ cada 30 minutos en Madrid y 0,35€ en Granada.
OBike por su parte sí pide un depósito de 49 euros y tiene una tarifa de 0.50 euros por media hora de uso en todas las ciudades. Tienen además un servicio de puntos que puedes perder si eres irresponsable al utilizar y aparcar la bicicleta. Empiezas con 100 puntos, y si bajas a menos de 60 el viaje pasará a costar 10 euros por 30 minutos.
Así, por ejemplo, si se aparca la bicicleta en un área no designada se pierden 20 puntos, y si se violan las normas de tráfico durante un viaje el saldo de puntos se reduce a cero. Del mismo modo, también se premia al usuario que circula de manera responsable aumentando sus puntos en la aplicación, y pudiendo conseguir así premios y descuentos.
Y por último tenemos a Donkey Republic, que tampoco pide depósito pero sí el pago de una tarifa. Tienes dos tarifas de 10 euros al año o al mes, y dependiendo de si contratas una u otra el coste de la media hora variará. Esto es interesante porque le abre la puerta a dos perfiles diferentes de usuario, los que van a usar constantemente las bicis y los que no.
Cuales han sido sus problemas en el extranjero
El mayor problema de estos servicios es que las empresas que hay detrás no suelen preocuparse de ellas tanto como deberían. Si tomamos a Madrid como ejemplo, la empresa BiciMAD tiene allí a 50 empleados, mientras que otras empresas como eBike aun no tienen mantenimiento, y prevén tener apenas 10 trabajadores en el futuro. Hemos intentado hablar con estas empresas para aclarar este puntos, pero a la hora de publicar este artículo aún no nos han respondido.
Esta actitud es la que les está trayendo la mayoría de problemas. El pasado agosto la oficina de transporte municipal de Shanghai envió un aviso a varias de estas compañías exigiendo que se abstuviesen de repartir más bicicletas nuevas por las calles. También se les exigió que reubiquen agresivamente las bicicletas estacionadas que estaban acumulándose en varios puntos de la ciudad.
Thanks for blocking the pedestrian crossing Mobike. #sharedbikemess #beijing pic.twitter.com/hJftYRX3DH
— Huey Fern Tay (@XiaoZheng15) 24 de octubre de 2017
Salvo excepciones como oBike, estos servicios suelen delegar en la buena voluntad de la gente, y muchos de ellos se limitan a pedirte que sigas las normas de aparcamiento de la ciudad. Pero al no mostrarte dónde puedes o debes aparcar, al final muchas de sus bicis pueden acabar acumulándose en algunos de los puntos más importantes de las ciudades bloqueando el espacio público.
La decisión de Shanghai no fue la primera de este tipo en China, ya que en ciudades como Nanjing, Guangzhou o Zhengzhou también han exigido que se dejen de añadir nuevas bicicletas o directamente que se retiren una parte de ellas para quedarse con un número concreto. Y es que hay ocasiones en las que se acumulan hasta tal punto que impiden que los peatones puedan caminar con normalidad por las calles.
2nd #docklessbikeshare fail of the day. @Mobike at Q & 23rd SE DC pic.twitter.com/sn2I3w0Zbd
— Danielle Jo Bays (@djbays) 3 de noviembre de 2017
El mismo problema están teniendo en otros países como Inglaterra. Allí, en la Universidad de Cambridge se han quejado del gran número de bicicletas abandonadas que se empiezan a acumular a sus alrededores. Básicamente porque los usuarios no se preocupan por dejarlas en ningún sitio, y se limitan a amontonarlas las unas con las otras.
Los usuarios también se quejan de que cuando llegan a una bicicleta cercana a veces se encuentran con que está inutilizable. Imagínate que cerca de ti sólo ves una, y que cuando caminas hasta ella te la encuentras aparcada en cualquier árbol en un estado lamentable, o incluso sin ruedas.
Skrrrr skrrrr @AndyMCain @Mobike 😂😂😂 pic.twitter.com/pP5LaH5L9H
— Jamie (@Jamiesharples__) 3 de noviembre de 2017
Este es el problema de dejar las normas a la buena voluntad de la gente, y que un puñado de usuarios incívicos son suficientes para fastidiarle la experiencia a todos. En redes sociales incluso se ven a algunos jóvenes destrozando estas bicicletas escaleras abajo como si fuera un episodio de 'Jackass'.
Ante esta situación, y con las primeras quejas produciéndose ya en ciudades españolas, la única solución práctica es la de crear una regulación específica para este tipo de servicios. Ni Madrid ni Barcelona la tienen, pero la capital ya anunció que está empezando a trabajar en una para tratar de poner un poco de orden en las bicis sin bases fijas.
Imagen portada | Jon Russell
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