Sequía y centros de datos no son palabras que rimen bien en ningún sentido. Y España, que está experimentando la llegada de ambos fenómenos, lo sabe bien. Por un lado, nos enfrentamos a meses excepcionalmente secos, donde no ha habido apenas lluvias en la mayor parte de la península, lo que ha hecho que los embalses registren niveles de agua inusualmente bajos. Por otro lado, España está viendo como cada vez más empresas tecnológicas se instalan en el país abriendo enormes centros de datos, infraestructuras que consumen mucha agua.
La suma de ambos fenómenos nos son buenas noticias para las comunidades que ahora viven escasez de este recurso.
El hipercentro de datos de Meta. Como hemos contado en Xataka, la industria de los centros de datos sigue disparada en España con Amazon, Google y ahora también Meta instalándose en la península. La empresa de Mark Zuckerberg tiene previsto abrir un gigantesco centro de datos en Talavera de la Reina, Toledo, que ocupará 180 hectáreas y contará con una potencia instalada de 248MW. Si bien el proyecto supondrá una inyección de unos 1.000 millones de euros a la región y 250 empleos, también contribuirá a un problema medioambiental: la falta de agua.
¿Cuánta agua consumirá? Tal y como explica El País en este artículo analizando los documentos presentados a la Junta, el consumo de aguas residuales podría alcanzar los 120 litros por segundo en el centro de datos y 33 litros por segundo en el resto de las instalaciones. A ese ritmo, se estaría hablando de aproximadamente 4.800 millones de litros de agua al año. Aunque, la compañía no ha confirmado oficialmente estos cálculos.
¿Por qué tanta? Hablamos de cientos de ordenadores y servidores que almacenan datos y realizan miles de cálculos por segundo. Toda esta jungla de dispositivos y cableado generan tanto calor que necesitan potentes sistemas de refrigeración. Tradicionalmente, estos sistemas se enfrían con agua o con aire, siendo más común el primer método. Y, gracias a estos sistemas, que incluyen torres de enfriamiento, bombas, tuberías, intercambiadores de calor/condensadores y acondicionadores de aire, se elimina y libera todo el calor producido dentro de las instalaciones hacia el entorno exterior.
Pero ojo, porque hay que tener en cuenta también que para que los centros de datos funcionen de forma eficiente, además de agua, se requieren una gran cantidad de energía, que muchas veces también proviene de plantas hidroeléctricas adjuntas.
Una sequía imparable. Si la situación climática fuera favorable, todo esto no representaría problema alguno, pero como ahora mismo no lo es, administrar el uso del agua se vuelve muy importante en tiempos de escasez. Recordemos que este abril, con temperaturas medias hasta tres grados por encima de lo normal, se ha convertido en el más seco desde el comienzo de la serie en 1961. Y los embalses ya rozan el 40% de su capacidad, según el último informe hidrológico.
Además, donde va a instalarse el centro de datos de Meta se vive una situación bastante crítica. La Confederación Hidrográfica del Tajo está en prealerta en el mapa de Seguimiento de Indicadores de Escasez del Ministerio de Transición Ecológica. De hecho, la propia Junta de Castilla-La Mancha activó hace dos semanas ayudas por valor de 50 millones de euros para los agricultores afectados por la sequía. "El río Alberche, que abastece a la zona, forma parte de un sistema deficitario de agua que está ya muy estresado. Incorporar nuevos consumos nos genera dudas acerca de la capacidad real para sostenerlos", criticaba Ecologistas en Acción.
La tendencia. Los centros de datos son un pilar esencial para la expansión de las grandes tecnológicas. Y nuestro país se ha posicionado como un destino muy atractivo para ubicarlos. Como ya explicamos en Xataka, las previsiones del sector auguran que el incremento de este mercado en España será del 62% en los próximos años, y colocan a España como uno de los países en los que más iba a crecer este tipo de instalaciones.
Un problema en Europa. Pero el resto del continente tampoco se libra. El de Talavera se sumará a los centros de datos que Meta ya tiene en Luleå (Suecia), Clonee (Irlanda) y Odense (Dinamarca). Y, al igual que nosotros, Europa está atravesando la mayor sequía en 500 años. Los reguladores europeos también están preocupados por el impacto de la gran demanda de agua de los centros de datos y cómo afectará a los consumidores.
Hace unos meses, en Holanda se descubrió que un centro de datos de Microsoft consumió 84 millones de litros de agua en 2021, cuando la empresa había dicho que usaría de 12 a 20 millones. Algo que llevó al país a tomar acciones. Las autoridades de Londres también han advertido que las viviendas en el oeste de la ciudad podrían verse afectadas porque los centros han absorbido toda la capacidad eléctrica y de agua en esa zona.
Soluciones. Con tal de evitar debilitar aún más la capacidad hídrica de los países, algunos operadores de centros de datos están recurriendo a sistemas de refrigeración por aire que reduzcan el uso de agua. El problema es que estos utilizan mucha más energía eléctrica para funcionar. Otras iniciativas son algo más estrambóticas, como la de Microsoft de recolectar el agua de lluvia e incluso colocar los centros de datos bajo el océano para aprovechar las temperaturas frías de las profundidades. Google, por su lado, está invirtiendo en granjas solares y eólicas para operar sin apenas agua y reducir a su vez las emisiones de gases de efecto invernadero.
Imagen: Meta / Unsplash
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