TSMC advierte a sus empleados en EEUU: o aceptan sus condiciones de trabajo o tendrán que buscarse otro empleo

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La fábrica de chips que está construyendo TSMC en Arizona (Estados Unidos) ha iniciado el tramo final de su puesta a punto. El propósito de esta compañía es poner en marcha la producción de semiconductores en estas instalaciones en 2024, y parece que va a conseguirlo. Sin embargo, los circuitos integrados que saldrán de esta planta serán hasta un 30% más caros que los chips con idénticas características fabricados en las instalaciones que tiene TSMC en Taiwán.

Morris Chang, el fundador de esta empresa, sostiene que los costes de producción de sus plantas ubicadas fuera de Taiwán se duplicarán en el futuro, lo que tendrá un impacto directo en el precio de los chips. Este incremento está ocasionado por los altos costes derivados de la construcción de fábricas de chips de vanguardia fuera del continente asiático, y también por las condiciones salariales de los trabajadores estadounidenses.

No obstante, el recelo con el que Chang encara los desafíos que plantea la expansión de su compañía en el extranjero no termina aquí. Y es que este veterano ingeniero ha destacado en varias ocasiones el que para él es el ingrediente fundamental que ha llevado al éxito tanto a TSMC como a otros fabricantes de chips japoneses y surcoreanos: su cultura del trabajo. Esto es lo que los hace tan competitivos para este ejecutivo, y vaticina que EEUU no tendrá esto a su favor.

TSMC no va a sacrificar su cultura del trabajo en Occidente. Al menos no del todo

Actualmente este fabricante de chips sostiene su negocio sobre un margen de beneficio de aproximadamente el 53%, y según los medios asiáticos no está dispuesto a sacrificarlo para ofrecer a sus clientes al mismo precio los circuitos integrados que produce dentro y fuera de Taiwán. Tanto Morris Chang como Mark Liu, que es el actual presidente de TSMC, han declarado que su competitividad está estrechamente ligada a su cultura del trabajo, y no están dispuestos a renunciar a ella en las instalaciones que tienen fuera de su país de origen. Al menos no completamente.

A TSMC le está costando encontrar los 4.500 trabajadores que necesita para poner en marcha sus nuevas plantas de Arizona

Un artículo publicado por la revista Fortune hace unos pocos días recoge que a TSMC le está costando encontrar los 4.500 trabajadores que necesita para poner en marcha sus nuevas plantas de Arizona. Según este medio esta empresa se ha granjeado la fama de defender una cultura corporativa "brutal", y, al parecer, a muchos trabajadores estadounidenses esta filosofía los intimida. Algunos antiguos empleados en EEUU aseguran que las jornadas laborales de 12 horas y los turnos de fin de semana son muy habituales. "En TSMC todo es obediencia. No está preparada para América", asegura uno de sus ingenieros sin desvelar su identidad.

Mark Liu no ha dudado en saltar a la palestra y dar una respuesta contundente a estas críticas durante un viaje muy reciente que ha hecho a EEUU para, entre otros motivos, reunirse con el presidente Joe Biden: "Aquellos que no están dispuestos a aceptar turnos no deberían trabajar en la industria de fabricación de semiconductores". No obstante, también ha intentado apaciguar un poco a los críticos con su compañía asegurando que no va a pedir a sus empleados en EEUU que asuman exactamente los mismos estándares derivados de la cultura del trabajo que impera en sus plantas de Taiwán.

Actualmente la cúpula directiva de TSMC está negociando con el Gobierno alemán las condiciones que requiere para aprobar la construcción de una planta de semiconductores en el estado de Sajonia. El Gobierno japonés también está interesado en tener una fábrica de circuitos integrados de esta compañía taiwanesa dentro de sus fronteras, pero Europa necesita imperiosamente reforzar su posición en la industria de los chips y difícilmente va a dejar escapar esta oportunidad.

Eso sí, en Alemania, Francia, Italia, España o cualquier otro país europeo sucedería lo mismo que en EEUU. A TSMC no le va a quedar más remedio que renunciar en parte a la cultura de trabajo interiorizada por sus empleados taiwaneses.

Imagen de portada: TSMC

Más información: Focus Taiwan | Fortune

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