Alemania mueve ficha para que la energía solar se cuele en los hogares de miles de hogares del país. Literalmente. El estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, con cerca de 1,6 millones de habitantes, acaba de lanzar un programa para incentivar el despliegue de instalaciones fotovoltaicas caseras. Su objetivo es que quienes se decidan a fijar módulos solares en sus balcones, terrazas o fachadas, puedan hacerlo sin necesidad de realizar grandes desembolsos para la instalación.
Cada hogar que se acoja al programa podrá reembolsarse hasta 500 euros. Eso sí, quienes quieran beneficiarse de la iniciativa y recuperar parte de la inversión deberán cumplir un requisito: la potencia de los módulos no pasará de 600 W, un formato de instalación que no requiere permiso.
“Solo deben registrarse con el proveedor de energía”, explica el gobierno alemán, que remarca los posibles beneficios para los hogares: “puede generar ahorros rápidamente cuando aumentan los precios de la electricidad”. El programa dispone de una bolsa de 10 millones de euros.
¿Acierto o división de fuerzas?
Los cálculos de la asociación de consumidores de Renania del Norte-Westfalia (VZ NRW) —precisa PV Magazine— concluyen que un módulo solar instalado en el balcón con una inversión de entre 350 y 500 euros puede llegar a proporcionar electricidad valorada en alrededor de 54 euros anuales, lo que permitiría amortizar la instalación en aproximadamente entre seis y nueve años.
No todos ven con buenos ojos los subsidios de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. La industria de las energías renovables ya ha cuestionado su alcance y teme que acabe teniendo el efecto contrario del que busca: una división de esfuerzos que, al final, acabe perjudicando a las renovables.
“Una sola turbina eólica moderna con 5,5 megavatios produce mucha más electricidad que los 20.000 módulos de balcón juntos y cuesta aproximadamente la mitad de la financiación”, recalca el presidente de la asociación estatal del sector, Johann Georg Jaeger, a Daily News.
El colectivo previene del esfuerzo burocrático que acarreará la medida mientras —censura— la construcción de instalaciones fotovoltaicas con capacidad para 5.000 megavatios está bloqueada por diferencias entre ramas de la administración pública. “El uso del sol y el viento progresa demasiado lento porque el gobierno estatal no toma una línea clara”, lamenta el representante del sector.
La iniciativa de Mecklemburgo-Pomerania Occidental para incentivar las instalaciones fotovoltaicas en los hogares llega en un contexto muy especial: a las puertas del invierno, en plena crisis del gas ruso y mientras el país ve cómo el precio de la electricidad escala a valores récord.
Con ese un telón de fondo Alemania ha adoptado ya varias medidas, no todas enfocadas hacia las energías renovables. La crisis energética está favoreciendo también que en las centrales eléctricas se vuelva a mirar al carbón. Hace poco la central de Heyden, situada en el estado de Renania del Norte-Westfalia, se reactivaba precisamente para suministrar energía con regularidad a la red.
Imagen: Mike Bonitz (Flickr)
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