En la costa oeste de los Estados Unidos, concretamente, en Los Ángeles, tuvo lugar el pasado 5 de enero la 82.ª edición de los Globos de Oro, donde se combinó una noche llena de sorpresas y mensajes implícitos acerca de responsabilidad social y ambiental, los cuales se reflejaron en la ropa y otras elecciones de la gala. Mientras que, en la otra punta del país, en WallStreet, otro banco más ha decidido retirarse de la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), un compromiso para alinear las actividades financiares en materia ambiental.
¿Qué ha pasado? En las últimas semanas de 2024, varios bancos estadounidenses abandonaron la Net-Zero Banking Alliance, entre los que se encuentran Goldman Sachs, Wells Fargo, Citi, Bank of America y Morgan Stanley. Recientemente, el lunes 7 de enero, se ha unido a ellos JPMorgan, siendo el último prestamista en sumarse a la retirada de la mayor coalición climática del sector.
Ninguno de ellos ha dado una razón clara del motivo del abandono. De hecho, desde JPMorgan han puntualizado en un comunicado: “Seguiremos trabajando de forma independiente para promover los intereses de nuestra empresa […] seguiremos centrados en soluciones pragmáticas para ayudar a promover tecnologías bajas en carbono al tiempo que avanzamos en la seguridad energética". Sin embargo, desde varios medios han señalado que esto ocurre después de meses de presión por parte de algunos políticos republicanos. De hecho, el principal regulador financiero de la Reserva Federal, Michael Barr, ha expresado en un comunicado que renunciará el próximo mes, evitando una posible confrontación con el gobierno entrante de Trump y los republicanos en el Senado.
Escrutinio republicano. Ante la inminente llegada de Trump al poder, desde el Financial Times han recogido como los bancos han denunciado como estos grupos de presión republicanos les han acusado de boicotear a empresas de combustibles fósiles. Además, los republicanos han intensificado sus críticas contra políticas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), argumentando que estas prácticas infringen las leyes antimonopolio y limitan deliberadamente el acceso al suministro de combustibles fósiles.
Las instituciones financieras se encuentran en una situación compleja, donde deberán buscar un equilibrio entre las críticas conservadoras en EE.UU. con las exigencias de inversores y clientes progresistas que demandan financiamiento verde para la transición energética.
¿Seguirán financiado? A pesar de abandonar la NZBA, algunas instituciones financieras seguirán promoviendo productos financieros verdes. Un ejemplo es el caso de Bank of America, que estructuró un acuerdo de 1.000 millones de dólares para refinanciar la deuda de Ecuador, y Citi, que asesoró sobre emisiones de bonos azules para la conservación marina. Por su parte, gestores activos como BlackRock y Vanguard han ofrecido opciones tanto pro-ESG como anti-ESG, para que los inversores puedan dirigir sus preferencias.
¿Qué pasará con sus inversiones en la UE? Las regulaciones en la UE son cada vez más rigurosas respecto a los riesgos climáticos en las cuentas anuales de las empresas. Por ese motivo, algunos bancos han argumentado que abandonar la NZBA les permitirá concentrarse en cumplir con la normativa europea, como es el caso de Goldman Sachs.
Tendiendo puentes con la nuclear. El abandono de la NZBA por parte de los principales bancos estadounidenses ilustra las tensiones entre las demandas políticas. Sin embargo, en este contexto, la energía nuclear puede convertirse en el camino hacia la transición energética por la necesidad de fuentes para la fuerte creciente demanda de electricidad, como la que requieren los centros de datos. De hecho, grandes bancos mundiales tienen la mirada puesta en esta energía para garantizar la seguridad energética a largo plazo.
La decisión de los grandes bancos de abandonar la Net-Zero Banking Alliance se enmarca en un momento complejo, donde las tensiones políticas y económicas se entrelazan con un cambio cultural profundo. Al igual que en los Globos de Oro, donde las prendas más éticas y sostenibles marcaron la pauta, el sector financiero también sabe que la sostenibilidad no es una tendencia pasajera, sino un movimiento que está transformando la forma en que operan las industrias. Con la llegada de Trump a la presidencia en las próximas semanas, el rumbo de esta situación queda aún en el aire.
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