En el 2018, Aramco obtuvo un beneficio neto anual de 111.000 millones de dólares. Es decir, se trata muy posiblemente de la empresa más rentable del mundo. Por eso y por su dominio del mercado, desde que hace unas semanas se hizo oficial que iba a dar el salto a la bolsa, todos los expertos daban por descontado que iba a convertirse en la empresa la cotizada más grande del mundo, por encima de Apple y el resto de tecnológicas.
Sin embargo, Aramco tiene un pequeño problema: es la petrolera de Arabia Saudí. Hace tres años, cuando el príncipe Mohamed Bin Salmán, heredero y gobernante de hecho del reino saudí, anunció su intención de vender hasta un 5% de la joya de la corona, el mundo financiero se volvió loco. Hoy, Aramco llega a la bolsa de Riad con una valoración bastante inferior a los 2 billones que se estimaban en 2016.
¿Corren malos tiempos para el oro negro?
"El dinero no huele"
Esa es la primera pregunta que se hace uno al ver cómo se ha "torcido" la salida a bolsa del gigante petrolero. Y pongo "torcido" entre comillas porque pese al revés de la valoración bursátil inicial y si todo va bien, el fondo soberano saudí se embolsará hasta 25.500 millones de dólares por un 1,5% de la empresa.
Por un lado, tenemos las razones geopolíticas y de derechos humanos.Desde 2016, Arabia Saudí lleva encadenando una larga sucesión de "incidentes" (como el asesinato del periodista Jamal Khashoggi) que han empañado aún más la ya de por sí turbia reputación internacional del país. No ayuda tampoco los últimos ataques yemeníes a los pozos petrolíferos que llevaron a interrumpir la mitad de la producción de crudo del país en septiembre de este año.
Sin embargo, en 2016 parecía que todos estos problemas iban a estar ya "descontados" por los inversores. Al fin y al cabo, el dinero no huele. La jugada de Bin Salmán quería usar el 5% de la empresa para financiar su proyecto Vision2030 que trata de ser el gran programa de reconversión de la economía saudí hacia una economía basada en los servicios y el turismo. Para ello, Aramco iba a salir simultáneamente en parqués de medio mundo e iba a convertirse en la mayor venta pública de acciones de historia.
¿Qué le ha pasado a la empresa más rentable del mundo?
Ahora, si las cosas se tuercen, es muy posible que se queden por debajo de la salida a bolsa de Alibaba y, comprometidos por las circunstancias, solo se venderá en la bolsa de Riad. La clave, según los analistas, está en que el futuro de Aramco es cada vez más incierto.
El petróleo ya perdió su papel hegemónico en la generación de energía tras la crisis de los 70 y ahora, por primera vez, ve como emerge competencia en el único sector en el que era inexpugnable: el transporte por carretera. Parece que el petróleo mantendrá su fuerza en el transporte aéreo, pero hasta la industria de productos petroquímicos - como el plástico - está empezando a mostrar signos de debilidad (pese a que las estimaciones aún pronostican un crecimiento a futuro).
A medida que las baterías llegan al "punto de inflexión en la adopción de vehículos eléctricos”, Aramco pierde valor. Ahora veremos cuánto.
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