En el complejo tablero geopolítico que han dejado la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia no a todos los países les va igual. Al menos si nos fijamos en las derivadas de la crisis energética que ha alentado. Mientras en Europa los gobiernos buscan estrategias para reducir su consumo con la vista puesta en el invierno, al norte, en aguas escandinavas, hay un estado que ve cómo sus ingresos por la venta de combustibles se disparan a cotas muy superiores a las de años atrás: Noruega.
“Hay momentos en los que no es divertido ganar dinero, y este es uno de ellos, dada la situación”, reconocía en junio, durante una entrevista con una televisión local, Terje Aasland, ministro de Petróleo y Energía de la nación nórdica. Divertido o no, los números hablan claro.
¿Qué dicen los datos? Que el escenario deja un interesante recaudación en Oslo. Los presupuestos presentados este jueves por su Gobierno prevén un flujo de ingresos récord en 2023 procedente del petróleo y gas: 1,38 billones de coronas, alrededor de 132.450 millones de euros. Si se cumple —aclara Swissinfo— supondrá un alza de cerca del 18% en comparación con los ingresos previstos en ese mismo apartado para este año y quintuplicará los registrados durante 2021.
De esa abultada suma, el Ejecutivo plantea destinar 30.319 millones de euros a los presupuestos y los restantes 101.050 al Fondo de Pensiones Global de Noruega, el “fondo petrolero noruego”, que se nutre de los ingresos derivados de los derechos de extracción y arrastraba pérdidas. Ante el alza de precios, el Ejecutivo plantea aumentar los impuestos sobre la industria del petróleo y gas.
Una cifra llamativa, pero no sorprendente. Así es. El dato es llamativo, pero tiene poco de sorprendente ante la deriva de los precios y las sanciones a Rusia. En junio el Gobierno ya calculaba que este año las exportaciones de gas a Europa Occidental crecerían un 8% y superarían el récord de 2017 y en agosto la Oficina Central de Estadísticas informaba de que el mes anterior el superávit comercial había alcanzado los 15.577 millones de euros, un 74,7% más que el mes anterior.
Las ventas de gas natural cuadriplicaban entonces el valor de un año antes, con 13.055 millones de euros. “El cierre temporal y la menor capacidad del gasoducto Nord Stream 1 ha contribuido a hacer subir el precio del gas en julio a niveles récord. Los altos precios del gas son el principal motivo del excepcionalmente alto valor de las exportaciones”, señala el organismo. En septiembre el escenario se complicaba con el cierre de Nord Stream 1, el gasoducto que bombea gas al continente.
El peso del suministro noruego en Europa. Los datos de ingreso reflejan otro igual de relevante: el peso del suministro Noruega. En 2021 el país escandinavo —apostilla El País— cubrió el 20% de la demanda europea y algunos analistas preveían en junio que a finales de este mismo ejercicio rondase el 25% o incluso el 27%, si se diesen las condiciones adecuadas.
En agosto, dos meses después del acuerdo entre Oslo y Bruselas para cooperar en el aumento del suministro de gas, la agencia Reuters aseguraba que la nación norteña había logrado convertirse en el principal proveedor europeo, desbancando a Rusia. Sus datos quedan lejos en cualquier caso del contundente peso de Rusia antes de la guerra. Para adaptarse al escenario, Equinor, en el que el Ejecutivo tiene una participación del 67%, ya ha autorizado un aumento de producción.
Más allá de Noruega. El país nórdico no es el único en el que se apoya Europa. Otras naciones, como EEUU o Qatar han ganado también relevancia en el nuevo escenario. “Europa dependerá cada vez más de EEUU y Qatar, que planean aumentar significativamente las entregas en los próximos cinco años”, señalaba James Huckstepp, analista de S&P Global Commodity a El País en junio.
Las previsiones recogidas en las cuentas noruegas muestran también la doble dimensión del país: una nación petrolera que destaca, sin embargo, por su firme apuesta por los vehículos eléctricos —el 65% de los que se vendieron en 2021 eran enchufables—, la energía hidroeléctrica y la eólica.
Lectura en clave internacional. El contraste entre el flujo de Noruega y Estados Unidos y el escenario de crisis energética que encara Europa se deja sentir ya en la esfera política. “Algunos países, incluso amigos, están consiguiendo precios astronómicos en algunos casos”, llegó a lamentar el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, durante una entrevista con Neue Osnabruecker Zeitung. No es el único en apuntar en una dirección similar y pedir “apoyo mutuo”. Oslo ha mostrado su disposición a negociar con la UE, pero también su rechazo al tope del precio del gas.
Imagen de portada | Jan Arne Wold y Elisabeth Sahl (Equinor) y Øyvind Gravås and Even Kleppa (Equinor)
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