No sé si Artemis I es ya la misión espacial con peor suerte de la historia, pero el universo parece conspirar para conseguirlo. Después de las fugas de hidrógeno de finales de agosto, la NASA ha estado los dos últimos meses afinando cada detalle de la misión para que a la próxima fuera la vencida. Y no, no lo fue.
Esta semana, la misión Artemis I se la juega de verdad.
Temporada de huracanes. De hecho, si todo hubiera ido según los planes de la NASA este texto tendría que hablar sobre el lanzamiento exitoso de la misión. Y es que, la agencia norteamericana había fijado el lanzamiento el día 14 de noviembre. Desgraciadamente, la tormenta tropical Nicole golpeó la costa este de Florida y dejó inundaciones, destrozos y hasta cuatro fallecidos. Eso obligó a retrasar la misión dos días, al 16 de noviembre.
Entra dentro de lo esperable. De hecho, como podemos ver en la imagen inferior, la elección del día 14 no era irreflexiva. Una vez descartada la última ventana para misiones largas (a finales de octubre), el 14 era el primer día de la ventana de lanzamiento más larga que queda en 2022.
Esto es especialmente interesante porque, tras cada cancelación, se necesitan varios días para preparar las cosas de nuevo. Hay que recordar que, en misiones de este tipo, se necesita que escoger muy bien el momento en que se lanza el cohete y eso limita mucho lo que la Agencia puede (o no puede) hacer.
¿Cuándo lanzar un cohete?. Como explicaba Daniel Marín, "el verde oscuro y claro son los días que la nave puede ser lanzada a una órbita DRO alrededor de la Luna teniendo en cuenta limitaciones de mecánica orbital, de iluminación de los paneles solares de la Orión (y temperatura), además de la iluminación en la zona de amerizaje". El oscuro es para misiones largas y el verde para misiones cortas; pero la única diferencia real en este caso es el tiempo que la cápsula Orión estaría orbitando la Luna antes de regresar
¿Y diciembre? Efectivamente, queda diciembre para finiquitar el año y hay un gran número de días en los que se podría lanzar la misión. Sin embargo, el mes de diciembre conlleva un problema extra: el cohete SLS "caduca" ese mes. Como explicó hace unos días Cliff Lanham, “cuando montas el primer segmento de un cohete comienzas una cuenta atrás que normalmente es de 12 meses [...] Ahora mismo se está analizando para 24 meses, y esa fecha se acerca. Una de las piezas expira el día 9 de diciembre, y otra el 14 de diciembre. Otros ratios de exposición medioambiental terminan el día 15".
Esto significa que, a partir del día 9 de diciembre, los plazos de Artemis obligarían a devolver el equipo a la zona de revisión y chequear que todo está en orden. Si todo está bien quizás se pueda acelerar el proceso, pero todos los expertos creen que si la misión no despega en noviembre, los plazos nos llevarán con bastante seguridad hasta 2023.
Y cada retraso va repercutiendo en el conjunto del programa. Como venimos diciendo desde agosto, el programa Artemis es una cadena en la que no podemos saltarnos ningún paso. Los retrasos en Artemis I acaban trasmitiéndose a toda la cadena y, por eso mismo, nos alejan de la llegada de la "primera mujer y del próximo hombre" a la superficie de la Luna.
Pero, sobre todo, nos alejan de lo que realmente importa de Artemis: la puesta en marcha de una plataforma integral para empezar a tomarnos en serio eso de convertirnos en una especie interplanetaria.
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