Últimamente las noticias y descubrimientos sobre Marte las trae el Perseverance, pero no hay que olvidar que hay otros vehículos en el planeta rojo. Uno de ellos es el InSight, que llegó en 2018 y entró en hibernación por problemas energéticos hace unos meses pero que poco a poco ha logrado recuperarse lo suficiente para poder analizar el subsuelo marciano.
Un "sandwich" de sedientos entre dos capas de magma antiguo
La sonda ha conseguido utilizar su sismógrafo, cuyas lecturas sugieren que bajo la arena y rocas de la superficie de Marte se esconde una capa de roca proveniente de antiguos flujos magmáticos. Bajo ella hay más arena y rocas sedimentarias (a unos 200 metros y con un grosor de 30-40 metros), para luego volver a una capa de roca firme.
Se estima que esa primera capa de roca magmática tiene 1.700 millones de años de antigüedad, mientras que la capa inferior de ese mismo material puede ser de 3.600 millones de años. En ese entonces Marte (y la Tierra) eran planetas jóvenes con una alta actividad volcánica.
Para Bruce Banerdt, geofísico del Instituto Tecnológico de California, el que haya una capa de rocas sedimentarias entre esas dos capas de antiguo magma solidificado puede implicar que hubo una "pausa" en la actividad volcánica de Marte, lo suficientemente larga como para que una capa no precisamente de arena y rocas pudiera asentarse.
A corto plazo, estos primeros resultados de la InSight nos ayudarán a localizar mejores lugares para poder aterrizar futuras sondas y rovers. Más a largo plazo y cuando los análisis sean más precisos, estas capas de rocas nos ayudarán a comprender los orígenes de Marte, las posibilidades de si en algún momento haya albergado vida y extrapolar lo que descubramos a la historia de nuestro propio planeta.
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