Cuando nos enteramos de que tal o cual agencia espacial ha construido un satélite para enviar al espacio solemos pensar en que esa tarea ha demandado un gran presupuesto. Si bien podemos estar en lo cierto, no todos los satélites tienen por qué costar millones de euros. Hay proyectos menos ambiciosos que son realmente económicos.
Un grupo de estudiantes de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, pensó en llevar el concepto de “barato” al extremo. Y, por si eso fuera poco, no solo consiguió construir un satélite completamente funcional, sino que también abordó un problema creciente y complejo: el de la basura espacial. Veamos detalladamente su interesante trabajo.
Diseñado por estudiantes, lanzado por SpaceX
El SBUDNIC nació en 2021 como un proyecto entre la Escuela de Ingeniería de Brown y el Consejo Nacional de Investigación de Italia. ¿El objetivo? Construir un satélite económico para ser lanzado a bordo de un cohete SpaceX en 12 meses. Así, los estudiantes se pusieron manos a la obra para cumplir con los plazos establecidos.
A diferencia de los recursos que tienen las compañías privadas o agencias espaciales, los miembros del proyecto debieron ingeniárselas para diseñar, construir y probar un satélite apto para operar en el espacio exterior. Todo esto con materiales comprados en ferreterías y tiendas en línea como Amazon, lo que incluía un CPU de 20 euros y 48 pilas Energizer AA.
La universidad permitió la utilización de una impresora 3D para la construcción de la vela de arrastre, una película de poliimida Kapton que añadió al satélite para ayudarle a reingresar a la Tierra. El satélite estuvo listo a tiempo y superó con éxito los exigentes requisitos de SpaceX y la NASA para su lanzamiento.
Finalmente, la creación de este grupo de estudiantes viajó al espacio dentro de un satélite portador más grande, el D-Orbit, y empezó a orbitar la Tierra de acuerdo a lo esperado. Ahora, los datos del Comando Espacial de la Fuerza Aérea señalan que el satélite ha logrado su cometido, y que este se encuentra descendiendo gracias a la vela de arrastre incorporada.
Este elemento, clave para combatir la basura espacial, fue desplegado a unos 520 kilómetros, muy por encima de la órbita de la Estación Espacial Internacional. Ahora, casi un año después, se encuentra a unos 470 kilómetros sobre la Tierra. Lo interesante es que los otros dispositivos que se desplegaron junto a él continúan orbitando a unos 500 kilómetros.
Desde la Escuela de Ingeniería de Brown estiman que el SBUDNIC completará su reingreso dentro de cinco años, una mejora sustancial frente a los 25 o 27 años que se estimaron sin la vela de arrastre. Esta solución, explican, podría ser adoptada por otros actores que lanzan pequeños satélites y así reducir considerablemente la basura espacial.
Imágenes: Marco Cruz (vía Universidad de Brown)
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