Los alrededores de nuestra Via Láctea, la gran galaxia espiral en la que vivimos, están siendo objeto de hallazgos fascinantes. Colisiones, canibalismo estelar, la influencia de la materia oscura... y ahora lo que parecían nuestras "galaxias satélite" revelan otro posible origen gracias a las mediciones del satélite Gaia.
La materia oscura, más presente en las galaxias pequeñas
Del mismo modo en que un planeta puede tener lunas, nuestra galaxia está rodeada de otras galaxias más pequeñas (algunas de sólo unos pocos miles de estrellas) que aparentemente orbitan a su alrededor. Se han descubierto más de 60 a distancias de 1,4 millones de años luz. Tremendamente lejos, pero en la escala cósmica podemos hablar tranquilamente de un "barrio".
El satélite Gaia, responsable de crear algunos de los mapas más precisos de la Vía Láctea, ha descubierto ahora que esas "galaxias enanas" podrían no ser técnicamente nuestras vecinas. Son demasiado jóvenes como para haber alcanzado ya una órbita definida a nuestro alrededor, y se mueven a mucha más velocidad que otros objetos que sí tienen una órbita confirmada alrededor de la galaxia.
En otras palabras: puede que esas mini-galaxias acaben "capturadas" en una órbita alrededor de la Vía Láctea, pero aún no lo han conseguido. Vienen de fuera, del espacio profundo intergaláctico, y si aún aguantan su forma sin que nuestra galaxia haya influido implica que hay otra fuerza que las mantiene. Los responsables del descubrimiento barajan como posibilidad que estas galaxias enanas tengan una mayor concentración de materia oscura que ayude a ello.
¿Por qué tendrían más materia oscura esas "galaxias satélite"? ¿Cómo han influido en la creación de nuestra Vía Láctea? ¿Cómo han mantenido su integridad a pesar de la enorme influencia de nuestra galaxia? Son nuevas incógnitas que las mediciones de Gaia deja encima de la mesa y que insisten en que "las afueras" de la Vía Láctea siguen llenas de misterio.
Imagen | Wikimedia
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