Cuando las sondas Voyager partieron de la Tierra lo hicieron con mapas para que quien las encontrara pudiera localizarnos. Entonces surgió la duda: ¿y si caen en malas manos? Un estudiante de doctorado de la Universidad de Vigo ha intentado reabrir el debate, causando no poco revuelo, haciendo una estimación del número de civilizaciones “maliciosas” en nuestra galaxia. Lo ha hecho en un artículo aún no revisado por pares, preprint, en el repositorio ArXiv. Según sus cálculos las civilizaciones hostiles serían alrededor de cuatro, pero puede que eso sea lo de menos.
Lo que dice este preprint. En el artículo Alberto Caballero plantea su cálculo como un experimento mental para determinar cuántas civilizaciones “maliciosas” podría haber en la Vía Láctea. Aclara que su objetivo es generar debate ya que “la causa por la que no ha habido intentos serios de enviar radiomensajes a exoplanetas potencialmente habitables es que no ha habido una discusión internacional sobre la posibilidad de hacerlo”, debido a la creencia de que este mensaje podría ser interceptado por estas civilizaciones “malignas”.
Caballero, cuyos estudios pertenecen al ámbito de la resolución de conflictos, procede a explicar cómo realizó su cálculo. Basó su análisis en analizar el comportamiento bélico humano asumiendo que la probabilidad de que una civilización sea peligrosa para nosotros es la misma a la probabilidad de que nosotros seamos hostiles frente a otra forma de vida alienígena. Consideró que esta probabilidad era del 0,0014%.
Detalles de un experimento mental. Concretamente analizó las invasiones entre países durante los últimos 100 años. De esta muestra de invasiones calculó la probabilidad de invasión, controlando variables como el gasto militar. También tuvo en cuenta la el crecimiento, ya que está claro que la humanidad hoy por hoy no tendría la capacidad de atacar una civilización extraterrestre porque no es lo que se denomina una civilización Tipo-I en la escala de Kardashev.
El investigador contabilizó más de 100 invasiones perpetradas por 51 países. Entre los países con más probabilidades de invadir otros considerando su historial y su inversión en gasto militar se encontraban Estados Unidos, China y Rusia. Estados Unidos también topaba la lista de los países con mayor número de invasiones y gasto militar.
Globalmente, el estudio estimó que la probabilidad humana de invadir otra civilización sería de un 0.26%, con un límite superiror del 0.28%. A estas alturas parece evidente que el artículo dice más de la civilización humana que de los alienígenas. Utilizando el consumo energético como variable de proximidad para el desarrollo, calcula que para cuando la humanidad pueda llegar a ser “interplanetaria” su belicosidad habrá disminuido, hasta el antes mencionado 0,0014%.
Aplicando la ecuación de Drake. Finalmente, Caballero aplica esta probabilidad al número de civilizaciones que podría haber en nuestro entorno. Este cálculo no lo hace ya él, sino que recurre a Claudio Maccone, que calculó en 15.785 las civilizaciones que podría haber en la Vía Lácea. Multiplicando uno por otro obtenemos el número que ha llegado a las noticias.
Un cálculo especulativo. Los anglosajones tienen varios términos para aludir a estimaciones a medio camino entre lo especulativo y lo científico, guesstimate o educated guess. Podríamos catalogar aquí los cálculos de Caballero, puesto que hacen muchas asunciones que implican posibles fallos.
En primer lugar, que no sabemos si otras civilizaciones tendrían la misma “inclinación hacia la violencia”. Asignar a seres hipotéticos valores humanos es algo que llevamos haciendo desde que inventamos la literatura, pero aaplicar estas proyecciones al método científico e poco útil. Las actitudes de las distintas civilizaciones depender de muchas circunstancias que no podemos observar.
En segundo lugar, no sabemos realmente cuál es la relación (inversa) exacta entre progreso y belicosidad. Vivimos en una era de extraordinaria paz, pero es un equilibrio precario.
En tercer y último lugar, el cálculo de algo más de 15.000 civilizaciones en nuestra galaxia también resultaría debatible. De momento el número de planetas extraterrestres habitados que hemos encontrado es cero, y aunque cabe pensar que éstos existan es casi imposible lograr hoy por hoy una estimación medianamente precisa partiendo de esa muestra.
Sin necesidad de alarmarse. Hay otros aspectos importantes que deberían tranquilizarnos. En primer lugar, el tamaño de la Vía Láctea. Cualquier mensaje que enviáramos a exoplanetas habitables tardaría años en llegar a los más cercanos. Pero si estas civilizaciones estuvieran en exoplanetas en regiones distantes de la galaxia pasaríamos a hablar de milenios.
A nivel matemático, además, cuatro no deja de ser una predicción estadística, no una certeza matemática. Un poco como asegurar que su se lanza un dado 30 veces, cinco resultados serán unos. Si vamos eliminando cálculos, por virtud de la simplicidad, Caballero nos puede dar un cálculo más preciso para responder a otra pregunta, y es si acaso somos nosotros la civilización maligna.
¿A dónde nos lleva el debate? Con su artículo, el autor asegura querer abrir el debate sobre el envío de mensajes interestelares, y parece haber desatado al menos ciertos comentarios. Stephen Hawking era uno de los detractores del envío de mensaje “encontrarnos con una civilización avanzada sería como los nativos americanos encontrándose con Colón. Eso no salió muy bien”.
Cabe plantearse si el debate se ha abierto en la dirección correcta, si deberíamos estar hablando del peligro que otras civilizaciones suponen para nosotros o si deberíamos estar hablando del peligro que nosotros suponemos para otras civilizaciones. Y para nosotros mismos.
Imagen | Mars Attacks!
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