Hace tiempo que los seres humanos venimos desarrollando la meteorología espacial. No por simple afición, sino por la importantísima necesidad de entender mejor cómo determinados factores externos pueden afectar a nuestro planeta. Un claro ejemplo de esto son las tormentas solares, cuyo impacto en gran magnitud puede poner en peligro parte de nuestra infraestructura de comunicación.
Pero para profundizar acerca de las tormentas solares, debemos conocer mejor al Sol. Y, precisamente, estamos tratando de conseguirlo. Después de décadas teorizando sobre el comportamiento de nuestra estrella (una enana amarilla) a lo lejos, por fin tenemos la posibilidad de realizar estudios in situ. Es posible, claro, gracias a la magistral sonda Parker lanzada por la NASA en agosto de 2018.
Estudiar nuestra estrella de cerca
El principal objetivo de esta sofisticada pieza de la ingeniería, cuyo escudo es capaz de soportar el abrasador clima de su entorno mientras mantiene sus instrumentos a poco más de 30 ºC, es recopilar datos sobre la actividad solar. La sonda Parker ya se convirtió en el primer dispositivo terrestre en “tocar” la corona del astro rey. Ahora ha registrado una eyección de masa coronal (CME, en inglés).
Puede que te preguntes, entonces, cuál es la relación entre las eyecciones de masa coronal y la meteorología espacial. La realidad es que están estrechamente relacionadas. Las CME, explica la NASA, suelen desarrollarse junto a las erupciones solares, las cuales pueden impulsar tormentas geomagnéticas, pero todavía tenemos que aprender mucho sobre estos fenómenos espaciales.
Los científicos creen que las CME interactúan con el polvo interplanetario circundante y lo impulsan a grades distancias lejos del Sol. Gracias a la sonda Parker hemos podido observar, por primera vez, este fenómeno. La cámara WISPR de la sonda detectó la interacción entre la CME y el polvo interplanetario el 5 de septiembre de 2022, pero el estudio ha sido publicado recientemente.
Según cuenta la agencia espacial, la captura de datos se produjo en el sexto sobrevuelo de Parker sobre Venus. Recordemos que la sonda utiliza la asistencia gravitacional del planeta para ir acercándose cada vez más a nuestra estrella. De hecho, el vídeo que podemos ver arriba corresponde a un momento muy cercano al máximo solar, el periodo en ciclo de 11 años en el que la actividad solar se intensifica.
Como decimos, estos datos serán tremendamente útiles para estudiar la física detrás de las dinámicas del Sol, lo que nos ayudará a mejorar la meteorología espacial. Acabamos de dar un paso clave para entender mejor cómo interactúa el polvo interplanetario (que está presente en todo el sistema solar), pero todavía tenemos muchos datos científicos que seguir estudiando y, sobre todo, recopilando.
Imágenes: NASA / Johns Hopkins APL / Naval Research Lab