Pese a estar considerablemente lejos del Sol, en realidad estamos cerca (para muestra, la vida tal cual la conocemos sería imposible sin lo que nos llega de su radiación). Esta distancia nos permite estar dentro de la región que se encuentra bajo la influencia del viento solar y su campo magnético, la helioesfera, la cual se ha logrado mapear tras haber estado recogiendo datos durante 12 años.
Una frontera no visible por el ojo humano y muchos telescopios que la misión IBEX (Interstellar Boundary EXplorer o "Explorador de la Frontera Interestelar") esbozó en lo que denominaron "IBEX ribbon" (la cinta/franja IBEX) en 2009. Ahora, 12 años después, se ha cartografiado el límite de este área para poder crear un mapa 3D aproximado.
Una frontera casi invisible
Se trata de un estudio publicado en Astrophysical Journal, para el cual han contado de nuevo con IBEX. Daniel Reisenfeld, investigador jefe en este trabajo, habla del satélite como algo "único" (según recoge la publicación del MIT) porque, a diferencia de muchos de los telescopios espaciales habituales, los instrumentos de IBEX permiten observar o detectar las partículas que rebotan desde la heliovaina (la zona anterior a la heliopausa, el borde más externo de la heliosfera).
Gracias a los datos de este satélite y a parte de la información que ha aportado la sonda Cassini ya se dedujo que más que de cometa, la heliosfera tiene forma de burbuja. Y lo que han recreado ahora es la cartografía de dicha burbuja, creando un mapa tridimensional.
Concretamente, se ha mapeado la heliopausa, que como decíamos al hablar de la heliovaina es la región más externa de la heliosfera. En este punto se crea un choque entre el viento interestelar (hacia el Sol) y el viento solar (desde el Sol), lo cual se utilizó para crear este mapa. Más o menos como funciona un sónar o el mapeo que realizan los murciélagos con su biosónar para "ver".
El hecho de tardar esos doce años desde que el satélite está en activo hasta la publicación de este mapa está, en parte, en el hecho de querer rastrear un ciclo solar completo (en este caso, de 2009 a 2019, once años). En el mapa obtenido han visto que la distancia mínima del Sol a la heliopausa es de unas 120 unidades astronómicas (una unidad astronómica UA- es la distancia de la Tierra al Sol), llegándose a extender hasta al menos 350 UA (casi seis veces el ancho de la órbita de Neptuno).
El viento solar es responsable de las auroras boreales o de eventos algo más problemáticos como las tormentas solares. Eugene Parker lo predijo en 1958 y desde entonces hemos estado estudiando cómo afecta a la Tierra (e incluso cómo suena). Pero en este caso lo vemos como nuestro aliado, dado que es lo que se enfrenta a los rayos cósmicos que según Reisenfeld causan problemas en los vuelos que pasan por los polos.
Con este mapa se define de la manera más concreta hasta la fecha a esta especie de burbuja que forma la heliosfera, aunque no se puede tomar como el modelo exacto de la heliosfera de manera estricta. No obstante, apunta Roshanak Hakimzadeh, científico de la NASA, que este trabajo puede ayudar a conocer mejor la rotación y de las eyecciones de masa del Sol.
Imagen | Werner Heil / NASA
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