Es irónico que, al mismo tiempo que descubrimos rastros de grandes lagos en Marte, nuestro otro vecino Venus nos traiga datos diametralmente opuestos. Sabemos que hoy su superficie es parecido a la definición que podríamos tener de un infierno, pero ahora hay nuevos indicios de que su pasado no era para nada diferente.
La posición orbital de Venus hacía despertar algunas sospechas. Quizás, hace miles de millones de años y con un Sol más joven y frío, Venus podría haber sido un planeta habitable. Al fin y al cabo está muy cerca de la Tierra, planeta que reúne las condiciones para albergar vida.
Condensar el vapor de agua, el punto límite que distingue la Tierra de Venus
Pero desde ScienceAlert reflejan las conclusiones de nuevos estudios que incluyen modelos climáticos del planeta en sus primeros años, con su superficie completamente fundida. Para que cualquier rastro de vapor de agua que pudiera haber existido se convirtiera en líquida habría hecho falta que Venus se hubiera enfriado durante varios miles de años, con nubes capaces de haber bloqueado la luz solar.
Eso habría sido imposible, ya que las nubes que habrían hecho falta para provocar ese enfriamiento sólo podrían haberse formado en la mitad del planeta opuesta al Sol. Además, las mismas nubes habrían empeorado el efecto invernadero que atrapa el calor de la superficie.
En otras palabras: Venus siempre ha sido un sitio extremadamente caliente en el que la vida es imposible. Al menos, la vida que conocemos nosotros. Es más, si el Sol hubiese emitido más radiación, la Tierra podría haber terminado igual que Venus con agua que sólo podría haber existido en forma de vapor.
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