La relación que existe entre NASA y la industria aeroespacial privada no ha hecho más que empezar. Hace unas horas la agencia espacial estadounidense ha publicado un comunicado en el que anuncia estar decidida a utilizar los vuelos suborbitales comerciales que figuran desde hace tiempo en la agenda de SpaceX y Boeing, y probablemente también en la de Virgin Galactic, que acaba de firmar un contrato con NASA que le permitirá transportar personal civil a la Estación Espacial Internacional (también conocida como ISS por su sigla en inglés).
Esta decisión de NASA tiene una doble lectura. Por un lado refleja con claridad el enorme avance que ha experimentado la industria aeroespacial privada durante los últimos años, un desarrollo que alcanzó su momento de máximo esplendor hasta ahora el pasado 30 de mayo coincidiendo con el transporte con éxito de astronautas de NASA a la ISS a bordo de un vehículo espacial de SpaceX. Pero también nos indica algo que si cabe es aún más importante: los vuelos suborbitales comerciales parecen estar lo suficientemente cerca para que NASA haya puesto sus ojos sobre ellos.
Qué es un vuelo suborbital y por qué NASA está interesada en ellos
De forma estricta un vuelo suborbital es un vuelo espacial concebido para abandonar la atmósfera terrestre, pero sin dar una vuelta completa a la Tierra. Habitualmente se considera que para cumplir esta condición tiene que alcanzar al menos una altura de 100 km. En su comunicado los responsables de NASA confiesan estar interesados en utilizar estos vuelos para entrenar a sus astronautas, llevar a cabo experimentos científicos en condiciones de microgravedad y transportar personal cualificado.
NASA planea utilizar los vuelos suborbitales comerciales para entrenar a sus astronautas, llevar a cabo experimentos científicos en condiciones de microgravedad y transportar personal cualificado
Eso sí, esta agencia también insiste en que antes de comprar algunas de las plazas que en el futuro ofertarán las compañías privadas en sus vuelos suborbitales llevarán a cabo una inspección minuciosa de los vehículos y los protocolos utilizados para poner en marcha este servicio. De hecho, NASA menciona un programa de cualificación que las compañías privadas tendrán que superar para que esta agencia contrate este tipo de servicios.
Que una organización con el prestigio que tiene NASA ampare los vuelos suborbitales cuando estén disponibles es una buena noticia porque probablemente contribuirá a transmitir confianza a las entidades y las personas que también planean utilizarlos. No obstante, queda una pregunta en el tintero: ¿por qué razón la agencia espacial estadounidense no pone en marcha su propio programa de vuelo suborbital?
La respuesta a esta pregunta nos la ofrece de alguna forma la propia NASA en su comunicado, aunque es fácil intuirla: es mucho más caro para esta agencia poner en marcha su propio programa, que requeriría que diseñe y fabrique sus propios vehículos espaciales, que recurrir a los servicios de una empresa privada. Eso sí, siempre y cuando la calidad del vuelo y la seguridad del viaje estén garantizadas. No cabe duda de que esta década nos va a deparar hitos sorprendentes en el ámbito de la industria aeroespacial. Y no ha hecho más que empezar.
Ver 3 comentarios