En los últimos meses hemos asistido a algunos avances interesantes en el campo de la inteligencia artificial y la salud, como la IA de Google capaz de detectar el cáncer de mama o de pulmón. Sin embargo, el potencial de esta incipiente tecnología va muchos más allá, y una prueba de ello es DSP-1181, una molécula desarrollada íntegramente por una inteligencia artificial cuyo medicamento resultante va a ser probado en humanos.
Para que entremos en contexto, la BBC afirma que el proceso de desarrollo de un medicamento toma alrededor de cinco años, aunque desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) son menos optimistas, alargando el proceso a entre diez y 12 años de media desde que se busca la diana terapéutica hasta que llega al mercado. ¿Y por qué esto es importante? Porque la inteligencia artificial que hoy nos ocupa ha necesitado menos de 12 meses.
Un medicamento para el trastorno obsesivo-compulsivo
La molécula DSP-1181 ha sido desarrollada por la start-up británica Exscientia y la compañía japonesa Sumitomo Dainippon Pharma, tratándose de la primera molécula desarrollada por una IA que entra en fase de ensayos con humanos. Según explican desde la compañía, la molécula se ha desarrollado como un "potente agonista de acción prolongada de los receptores de serotonina 5-HT1A", que está ligado al tratamiento del TOC.
Desde la compañía explican que el trastorno obsesivo-compulsivo afecta a un millón de japoneses y tres millones de estadounidenses y que, si bien "el mecanismo del TOC todavía no se ha clarificado", "la disfunción en la corteza orbitofrontal, la corteza cingulada anterior y el cuerpo estriado se han visto más fuertemente implicadas".
Para desarrollarla, la compañía usó inteligencia artificial para elegir la estructura química más apropiada. Explican en Financial Times que estos algoritmos fueron capaces de "generar decenas de millones de moléculas potenciales, filtrar entre todos los candidatos y tomar la decisión de que molécula sintetizar y probar". Algo parecido, salvando las distancias, se hizo para desarrollar la estructura del Biobot.
De acuerdo a Andre Hopkings, CEO de Exscientia , "la IA puede aprender más rápido que los enfoques convencionales, así que tuvimos que hacer y probar sólo 350 compuestos, una quinta parte del número normal de candidatos a compuestos, lo que es una productividad récord". Destaca, además, que "los algoritmos [...] se puede aplicar a cualquier objetivo farmacológico, contra una amplia gama de enfermedades en oncología, enfermedades cardiovasculares y raras."
El medicamento entrará en la fase 1 del ensayo clínico en Japón y, de tener éxito, se someterá a nuevas pruebas en todo el mundo. En esta primera fase es cuando se involucra por primera vez a personas y el objetivo es comprobar su seguridad, efectos secundarios y dosis óptimas. El número de personas que participan en este fase varía, pero suele oscilar entre 20 y 100 voluntarios, tantos sanos como afectados por la enfermedad o trastorno a tratar.
Vía | BBC
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