El Departamento de Energía de EEUU (conocido como DOE por su denominación en inglés) está firmemente comprometido con el desarrollo de la fusión nuclear mediante confinamiento inercial. Y la institución que está llevando a cabo la mayor parte de la investigación en este ámbito es el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LNLL), que está ubicado en California. Este centro dedica una buena parte de su actividad al desarrollo de armamento nuclear, aunque su propósito también es innovar en materia energética.
En cualquier caso, la principal fuente de financiación del LNLL es el DOE. Hace apenas dos semanas esta institución científica se apuntó un tanto importante: sus técnicos habían conseguido repetir con éxito el hito que dieron a conocer a mediados de diciembre de 2022. En definitiva lo que habían logrado era generar una energía de 3,15 megajulios en su reactor de fusión mediante confinamiento inercial. Según los responsables del experimento esta entrega de energía representa un beneficio energético neto del 35%, aunque la aplicación comercial de esta tecnología está aún muy lejos.
Y lo está debido a que la fusión nuclear inercial debe resolver varios desafíos muy importantes para ser viable comercialmente. Más, incluso, que la fusión mediante confinamiento magnético, que será la que utilizará ITER. Muy a grandes rasgos tiene que lidiar con el neutrón de alta energía que resulta de la fusión de los núcleos de deuterio y tritio, así como contar con el respaldo tecnológico necesario para garantizar al reactor un suministro de microbolas de combustible continuo, preciso y muy rápido de al menos diez cápsulas por segundo, entre otros retos.
112 millones de dólares para dar un espaldarazo a la fusión nuclear
Los responsables del DOE y los científicos del LNLL conocen mejor que nadie los enorme desafíos técnicos que tienen por delante para desarrollar aplicaciones prácticas de la fusión nuclear inercial. Y podemos estar razonablemente seguros de que el reciente éxito de esta última institución ha propiciado que el DOE haya anunciado una inversión de 112 millones de dólares en 12 proyectos de supercomputación que, precisamente, persiguen contribuir a la resolución de estos retos.
Los superordenadores son muy importantes a la hora de llevar a cabo simulaciones de sistemas complejos
Esta inyección de dinero del DOE va a llegar en el marco de un programa conocido como SciDAC (Scientific Discovery through Advanced Computing) que promueve la utilización de superordenadores para resolver algunos desafíos científicos. Y sí, tiene sentido. Lo tiene debido a que estas máquinas son unas herramientas muy importantes a la hora de llevar a cabo simulaciones de sistemas complejos, como, por ejemplo, la dinámica del plasma en los reactores de fusión nuclear mediante confinamiento magnético.
No obstante, si nos ceñimos a la fusión nuclear inercial, que es la que nos ocupa, el plan del DOE consiste en modelar y simular los múltiples procesos físicos involucrados en la dinámica del plasma bajo condiciones extremas con el propósito de iniciar el camino que concluirá con el diseño de una planta piloto de fusión. No suena nada mal, aunque, como hemos visto, es evidente que este objetivo está aún muy lejos. La Administración liderada por Joe Biden se ha marcado como meta tener una planta de fusión durante la próxima década, pero a priori suena demasiado ambicioso. Ya veremos si lo logran.
Imagen de portada: LNLL
Más información: DOE | The Register
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