A pesar de que la teoría del Valle Inquietante nos dice que los humanos suelen presentar signos de rechazo ante robots que tienden a parecerse demasiado a los humanos, los investigadores se han empeñado en desarrollar elementos para que estos robots sean lo más parecidos a los seres humanos, tratando de imitar la piel, cabello, e incluso movimientos y hasta expresiones faciales. Sin embargo, aún falta mucho para que un robot no parezca robot al grado de que pueda pasar desapercibido entre una multitud.
Con esto en mente, investigadores del MIT han logrado desarrollar un músculo sintético basado en nylon plástico, lo que nos daría la posibilidad de crear tejidos humanos artificiales y así tener robots con aspecto muy similar al nuestro.
La clave está en la producción en masa a bajo coste
La idea de desarrollar músculos artificiales no es nueva, ya hemos visto varios proyectos que se apoyan ya sea en nanotubos de carbono, o diferentes aleaciones que se adaptan a diversas formas y diseños, el problema aquí es el coste, ya que todos estos proyectos son costosos y su producción a gran escala es prácticamente imposible, ya que pocas compañías estarían dispuestas a pagarlo.
Es así como este desarrollo se basa en la idea de tener algo accesible, donde han descubierto que la fibra de nylon posee características únicas capaces de ayudar en la fabricación de estos músculos, ya que la clave está en que estas fibras al calentarse se contraen en longitud pero se expanden en diámetro, lo que hace que se doblen dependiendo del calor que se aplique.
Gracias a esto, se puede controlar el nivel de calor y la zona de aplicación, lo que haría que una zona se contraiga mientras la otra se mantiene fija, además de que la fuente de calor puede ser desde una resistencia eléctrica hasta reacciones químicas e incluso láser, por lo que sus aplicaciones son muy amplias y puede servir en diversos escenarios y contextos.
En las primeras pruebas se ha comprobado que esta fibra es sorprendentemente elástica, puede durar más allá de 100.000 ciclos y es capaz de contraerse hasta 17 veces por segundo, lo que la hace un material ideal no sólo para robots, sino para aplicaciones industriales donde se necesitan materiales que se contraigan y se adapten a una estructura para disminuir la fricción, como por ejemplo aviones o coches, incluso en ropa y hasta catéteres autoajustantes para las bombas de insulina. Pero hasta este momento su objetivo principal es crear músculos biomiméticos para robots.
Vía | MIT En Xataka | Sophia es un pertubador robot que entabla conversaciones y posee 62 expresiones faciales
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