Lo que consiguió el ingeniero ruso Alexey Pajitnov en 1984 no está al alcance de cualquiera. Él y sus colegas Dmitry Pavlovsky y Vadim Gerasimov son los responsables de que muchos de los que superamos nuestra adolescencia entre finales de los 80 y principios de los 90 nos gastásemos la paga en las máquinas recreativas que tenían su juego. Tetris era, y lo es aún hoy, un videojuego adictivo, divertido y estimulante como pocos.
Las cualidades que acabo de enumerar lo han colocado, merecidamente, en el Olimpo de los videojuegos por los que no pasa el tiempo. En ese lugar de nuestra memoria en el que solo permanecen los clásicos. Pero parece que Tetris es mucho más que un juego de puzles. Según un estudio reciente publicado por la prestigiosa publicación científica Psychological Science, y elaborado por investigadores de las no menos reputadas Universidades de Oxford, Cambridge y el Instituto Karolinska, Tetris tiene efectos muy beneficiosos en la consolidación de nuestra memoria y puede ayudarnos a contrarrestar los recuerdos traumáticos. Es algo así como una «vacuna cognitiva».
Un juego con propiedades curativas
En 2010 apareció un estudio que apuntaba la capacidad del videojuego creado por Pajitnov de bloquear los recuerdos traumáticos que aparecen en las personas que han vivido una experiencia que les ha afectado negativamente. Pero este nuevo estudio va aún más lejos al defender que Tetris estimula las mismas zonas de nuestro cerebro en las que se consolidan los recuerdos traumáticos, impidiendo que «echen raíces» y ayudándonos a sobrellevarlos mucho mejor sin necesidad de recurrir a las terapias tradicionales, que son mucho más agresivas.
Curiosamente, según estos investigadores los recuerdos dañinos se asientan en nuestra memoria durante las seis horas que suceden a la experiencia traumática, y Tetris resulta muy útil para mitigar sus efectos y dificultar que se fijen permanentemente. Sin embargo, como es lógico, después de vivir una experiencia dura y desagradable es poco probable que a una persona, por muy friki que sea, le apetezca ponerse a echar una partida a un videojuego.
Por esta razón, decidieron dar un giro a su estudio y diseñaron un experimento que les permitiese averiguar si Tetris podía inhibir esos recuerdos traumáticos una vez que se había superado ese umbral de seis horas y se habían fijado en la memoria. Y, afortunadamente, sus evidencias indican que sí. El juego de Pajitnov no elimina esos recuerdos del todo, pero consigue reducir sensiblemente la frecuencia con la que aparecen de forma involuntaria, mitigando así mucho su efecto dañino.
El hecho de que un videojuego parezca tener estas propiedades beneficiosas es muy llamativo, pero lo realmente importante es que estos científicos se han dado cuenta de lo esencial que es proporcionar a las personas que han sufrido un trauma atención inmediata. Probablemente será necesario llevar a cabo más estudios antes de introducir Tetris como una medida terapéutica, pero, si finalmente se consolida lo que apunta esta investigación frente a los traumas reales, será una noticia estupenda porque, por muy adictivo que sea este juego (y esto no tiene por qué ser negativo), es mucho más inofensivo que las terapias tradicionales. Y, además, es divertidísimo.
Vía | Pacific Standard
Más información | Psychological Science
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