En ese campo de minas que es la biblioteca de libros sobre productividad (por cada uno bueno que te solaza hay diez malos que te amenazan), 'The Checklist Manifesto', de Atul Gawande, es un fijo en el grupo de los primeros.
Su premisa: listas de verificación como catalizador de mejora en cualquier campo, por complejo que sea. Tan simple como revolucionario. Aplicable a medicina, finanzas, marketing...
Incluso los genios fallan bajo la presión, y una modesta lista, cual receta de cocina, puede marcar la diferencia. Gawande no se queda en la teoría y añade muchos ejemplos convincentes.
Por ejemplo, una lista de verificación de 19 puntos redujo las complicaciones y muertes en el mundo de la cirugía. En aviación, las listas son el copiloto invisible que evita confudir el botón "aterrizar" con el de "eyectar".
Su fuerza está en su simplicidad. No requiere un LLM ni una inversión millonaria. Solo disciplina constante. Hay poco margen para las excusas.
El libro, eso sí, tiene alguna grieta:
- No explora a fondo sus desventajas. Por ejemplo, la sensación de falsa seguridad que puede transmitir este método.u rigidez excesiva, sobre todo cuando queremos aplicarlo en situaciones poco frecuentes.
Su efectividad, en cualquier caso, depende de la voluntad de uso. El reto no es autoconvencerse, sino persuadir de este enfoque a todo un departamento.
Así y todo, su impacto en la productividad es innegable. Las listas de verificación reducen los errores tontos y estandarizan procesos. Eso libera espacio mental para lo complejo y lo creativo.
La lección es que hasta las tareas simples se benefician de este método. Es una herramienta humilde, pero el salto que permite es gigante.
En Xataka | 99 consejos no solicitados sobre productividad
Imagen destacada | Xataka con Mockuuups Studio
Ver 0 comentarios