Tras un largo debate, el Ejecutivo ha inclinado la balanza hacia el lado de las mascarillas y, desde mañana, será obligatorio cubrirse la cara en espacios cerrados y en los abiertos donde no pueda garantizarse la distancia física de seguridad de dos metros.
Obligatorias. Así lo recoge la orden publicada en el BOE del 19 de mayo. En términos generales, todas las personas mayores de 6 años deberán llevarla en los casos mencionados en el párrafo anterior y siempre y cuando no pertenezcan a uno de los grupos de población para los cuales están contraindicadas. También serán obligatorias en actividades que, por su propia naturaleza, impidan su uso y causas de fuerza mayor o situaciones de necesidad.
Igualmente, se recomienda su uso para los niños de tres a cinco años y, en el caso de los deportistas, no es necesario ya que para hacer ejercicio se exige distancia de dos metros.
Contraindicadas. Aquellas personas que tengan algún tipo de dificultad respiratoria (asma, EPOC, silicosis, etc) o cuyos motivos de salud debidamente justificados no sean compatibles con el uso de la mascarilla estarán exentas de la obligatoriedad de llevarla. En esta última excepción, entrarían las personas que por su situación de discapacidad o dependencia, presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su utilización.
Sin embargo, un caso que el BOE no contempla explícitamente es el de las personas con problemas de obesidad que, en ocasiones, derivan en problemas respiratorios como el síndrome de hipoventilación, en el que el exceso de peso altera la mecánica ventilatoria, el intercambio gaseoso y la respiración a nivel central o periférico.
Ansiedad. Las personas que padezcan crisis de ansiedad con frecuencia entrarían dentro del grupo de aquellas que tengan "algún tipo de dificultad respiratoria". La diferencia es que en este caso la dificultad respiratoria no vendría determinada por una patología en sí misma, sino por la hiperventilación que aparece en los ataques de ansiedad. Cuando esto sucede se produce un exceso de oxigenación y una reducción drástica del dióxido de carbono que conduce a padecer mareos, visión borrosa y sensación de ahogo.
Como es obvio, si en una situación de hiperventilación tenemos la cara cubierta por una mascarilla, estos síntomas podrán incrementarse porque la sensación de agobio y falta de aire será mayor.
Olas de calor. Aunque éstas son más frecuentes en los meses de julio y agosto, estos días ciudades como Madrid, Sevilla, Zaragoza o Valencia ya superan los 30 grados y la semana próxima rozarán los 35 en alguna jornada. Este contexto, no está recogido entre las normas del BOE, pero podría ser un escenario a contemplar debido a que la respiración de aire caliente, en ocasiones, puede provocar dificultad para respirar. De hecho, en aquellas personas con patologías respiratorias éstas también pueden agravarse.
Mejor quirúrgicas. La recomendación del Ejecutivo es bastante flexible siempre que éstas cubran nariz y boca, pero abogan por el uso de higiénicas o quirúrgicas en términos generales. Por su parte, el Ministerio de Consumo indicó que las FFP2 están solamente recomendadas para colectivos vulnerables bajo prescripción médica y personal sanitario que esté en contacto con enfermos de Covid-19. Además, a excepción de las mascarillas con válvula de exhalación (desaconsejadas por la OCU) las del tipo FFP2 y FFP3 tienden a agobiar más debido a que su grosor hace que se concentre más el aire en el interior.
Imagen: Adria Salido/GTRES