En nuestra era digital es cada vez más habitual encontrarse con fotos manipuladas. En publicidad ya te esperas que haya un cierto de grado de retoque en las imágenes, pero al menos si lees la letra pequeña ya sabes que el coche de tus sueños por esas carreteras infinitas es "una ficción publicitaria" y que al comprar la marca X de arroz no te va a salir una paella como la de la caja, es sólo "una sugerencia de presentación".
Sin embargo cuando hablamos de fotoperiodismo, la manipulación de las fotos es algo más turbio. ¿Se puede alterar una foto para transmitir el mensaje que quiera el autor? ¿Se puede modificar la foto, sin alterar el mensaje, simplemente por razones estéticas? ¿Se puede escenificar una situación para conseguir lo que buscamos?
A lo largo de la historia -no es exclusivo de la era digital- muchos son los que han roto las reglas básicas del fotoperiodismo: no dirijas la escena, no alteres radicalmente la foto en postproducción y no cambies el contexto de la foto.
Hemos reunido 16 fotos manipuladas que pasaron a la historia y que nos recuerdan la delgada línea que separa el fotoperiodismo -contar una historia real y relevante- de una foto publicitaria. Y es que alterar ese tipo de fotos hace que se pierda la esencia del fotoperiodismo: contar la verdad tal y como ocurrió. Si lo que ves ha sido mínimamente alterado, quién o qué nos garantiza que la próxima vez que nos muestren una imagen, la escena no es un montaje.
Abraham Lincoln (1860)
Este retrato del presidente estadounidense Abraham Lincoln es en realidad una composición. Sobre un retrato del político sureño John Calhoun, se insertó la cabeza de Lincoln. Tiene miga porque Calhoun era el líder de la facción esclavistas en el senado entre 1830 y 1840. Más allá de consideraciones técnicas y artísticas que pudieron llevar al uso de Calhoun, se puede también interpretar como un mensaje político de victoria de Abraham Lincoln sobre el sur secesioncita.
El General General Ulysses. S. Grant frente a sus tropas (1864)
La Librería del Congreso de los Estados Unidos descubrió en sus archivos que el retrato del General Grant frente a sus tropas era en realidad un fotomontaje compuesto por tres imágenes. Su cabeza procedía de otro retrato de Grant, el cuerpo y el caballo eran del Generla Alexander M. Cook y sus tropas eran en realidad, presos confederados de la batalla de Fisher Hill, en Virginia.
Stalin eliminaba sus enemigos también de las fotos
Stalin no se conformaba con ejecutar o enviar a los gulags sus opositores o los que consideraba que le habían decepcionado, también los borraba de las fotos donde aparecían, borrando todo rastro suyo, como si nunca hubieran existido. Aquí, el comisario para Asuntos Internos (la policía política de Stalin responsable de los gulags) Nikolai Yezhov desparece de la foto tras ser ejecutado en 1940.
Mao Tse-tung y Po Ku (1936)
Otro dictador comunista y otra limpieza de fotos. Mao Tse-tung también borraba los que le molestaban de las fotos, como aquí Po Ku. Curiosamente lideró la agencia de noticias china Hsinhua.
Hitler y Joseph Goebbles (1937)
Eso de borrar gente de la foto porque te molesta no es exclusivo de los dictadores comunistas. Hitler también hizo que, por alguna extraña razón, borrarán a su fiel aliado Joseph Goebbels de la foto.
Benito Mussolini (1942)
En este caso, il Duce es el objeto de la foto y un ayudante que le aguanta el caballo no podía salir en la foto. El mensaje propagandístico del dictador fascista se podría ver alterado con la presencia de un subalterne.
William Lyon, primer ministro de Canadá, y el rey George VI (1939)
En democracia también hubo casos de borrar gente de la foto porque a uno de los personajes presentes le interesa. El caso más burdo es del primer ministro canadiense William Lyon que hizo borrar de una foto suya junto el rey George VI. Al parecer, la foto fue usada en campaña electoral para que pareciese más cercano al pueblo y no tanto a la familia real. Al borrar el rey George VI, jefe de estado de Canadá, quizá quería parecer más canadiense y menos subdito de la Commonwealth.
Masacre de Kent State (1970)
Esta foto de John Filo ganó el premio Pulizter. En ella, Mary Ann Vecchio grita arrodillada junto al cuerpo del estudiante Jeffrey Miller durante los disturbios de la universidad de Ken State. La Guardia Nacional disparó a los manifestantes, matando a cuatro de ellos e hiriendo a nueve otros. Antes de su publicación en Life y en otros medios, un editor borró el poste de la verja que había detrás porque podía ser una distracción.
Crimea, Ucrania. (1855)
Romper las reglas del fotoperiodismo no consiste sólo en borrar elementos que puedan resultar molestos a la vista o a ojos del político de turno. También consiste en escenificar acontecimientos. Esta foto de Roger Fenton fue tomada en 1855, durante la guerra de Crimea. Se saben que es un montaje de dos fotos, una de la carretera y otra de la cuneta. También se sospecha que no había tantas balas de canon en la pista y que fueron añadidas por Fenton.
La toma del Reichstag (1945)
Yevgeny Khaldei era fotógrafo en el ejército soviético y para ilustrar la toma del Reichstag por parte del Ejército Rojo, hizo que su tío le enviase desde Moscú una bandera y que los soldados posasen con la bandera en le tejado del Reichstag. Además, añadió humo y oscureció la foto para un mayor dramatismo.
El Beso, de Robert Doisneau (1950)
Quizá una de las fotos más famosas del fotógrafo francés. En los años 50, Life encargó un reportaje en el que se viera París de una forma viva y alegre, una ciudad que había vuelto a la normalidad tras las penurias de la Segunda Guerra Mundial.
La foto se hizo famosa en los años 80, hasta que en 1992 empiezan los juicios porque muchos parisinos afirman ser la pareja de la foto y piden dinero por uso de su imagen. Doisneau reconoció, años antes de los juicios, que fue un montaje. Vio una pareja en un bar y les pidió que posaran, eran Françoise Border y Jacques Carteaud.
National Geographic. Noviembre 1982.
En los inicios de la era digital, National Geographic realizó una de las primeras manipulaciones para una portada que se conocen. El editor decidió que condensar las pirámides en el marco de la portada para que encajasen era una buena idea. El fotógrafo, Gordan Gahan, se quejó del mal uso de su obra.
TV Guide. Agosto de 1989.
Oprah Whinfrey es una superestrella de la telé en Estados Unidos. Para la portada de TV Guide, los editores no se molestaron en realizar una sesión de fotos, ni tampoco le pedieron permiso a Oprah para hacer este montaje. Tomaron una foto de la actriz Ann-Margaret, cambiaron su cara por la de Oprah y el puff por una montaña de billetes. Et voilá.
Líbano. 2006
Adnan Hajj es un fotógrafo freelance libanés que trabajaba para la agencia Reuters. Para exagerar los daños causados por la aviación israelí decidió clonar las columnas de humo -de manera muy torpe-. Reuters lo despidió y eliminó de su archivo las 920 fotos que había hecho para la agencia.
Irán. Julio 2008.
La agencia de noticias iraní Sepah News publicó una foto del lanzamiento con éxito de cuatro mísiles durante una maniobra en el desierto. El problema es que al día siguiente Associated Press publicó la foto original donde se veía como el lanzamiento del cuarto mísil, en primer plano, había fallado.
The Economist. Julio 2010
En la portado de The Economist, se ve al presidente Barack Obama pensativo y cabizbajo en una playa de Louisiana tras la marea negra provocada por una plataforma de BP en el Golfo de México. En la foto original, el presidente está junto a otras dos personas y no parece tan sólo e impotente frente a un desastre (una de las maneras de interpretar la foto). La editora Emma Duncan admitió la manipulación explicando que quería que el lector se centrase en la figura de Obama. Pensó que las otras dos personas distraerían la mirada del lector.
Fuente | Bronx Documentary Center