La publicidad de ahora no es como la de antes... ¡y menos mal! Ojo a los siguientes ejemplos de publicidad políticamente incorrectos a ojos de 2017, no tienen desperdicio. Racismo, machismo, sexismo, atentados contra la salud pública, surrealismo, un largo y espantoso glosario.
Racismo institucionalizado en la publicidad
Una gota de Fairy cunde mucho... incluso puedes lavar una niña negra y dejarla bien blanquita. Terriblemente racista. Menos mal que ya no estamos en el siglo XIX... ¿no? ¿Verdad?
Los Conguitos son un producto polémico per se pero lo de este recordado anuncio noventero es realmente digno de estudio. Y además seguro que no pagaron derechos de imagen a Tina Turner o Stevie Wonder. La tonadilla era genial y se pegaba como una lapa, eso sí.
Pero si el anuncio noventero de los Conguitos es fuerte, el de los años 60 es directamente para echarle de comer aparte. Al racismo le suma colonialismo, apología del canibalismo y/o antropofagia y encima sin cancioncilla pegadiza.
"Yo soy aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola Cao". Para tonadilla pegadiza y aire racista, la del Cola Cao, sin duda. A día de hoy la popular marca de bebida soluble de cacao sigue teniendo los recolectores de tez oscura en sus botes pero por lo menos ya no hace este tipo anuncios (bueno, más o menos).
En España la "cultura popular racista" nos ha enseñado que los chinos comen gatos. En el mundo anglosajón, por contra, la rumorología indica los chinos se alimentan de ratas. Así que este anuncio de raticida de principios del siglo XX con un ciudadano asiático a punto de zamparse un gordo roedor no debería sorprender. ¿Lamentable? Sí. ¿Sorprendente? No.
El sexismo y el machismo, el pan de cada día
Mujer, ¿tu marido es un ser del averno y te pega o abusa de ti? No pasa nada, ponle una copita de brandy Soberano cuando llegue a casa del trabajo y listo. Normalizando el maltrato y apagando fuegos con gasolina en este anuncio sesentero.
Si en España la bestia se aplacaba con alcohol, en los USA tenían el Lysol. Un jabón de higiene íntima capaz de convertir un demonio en un encanto de persona. Hay que j****se.
De verdad, me hallo sin palabras ante esto que sigue. La cosificación de la mujer llevada al extremo de la crueldad (y la horterada). Simplemente espero que Mr. Leggs no vendiera ni un sólo pantalón gracias a esta publicidad de 1970 pergeñada por algún tipo de Don Draper wannabe.
En los ochenta y los noventa para vender champús o geles de ducha (incluso desodorantes) tenías dos opciones: 1) famosos y 2) tetas. La gente de Fa tiraba por esta segunda vía para jolgorio de la chavalería de la época. Ahora, años después, nos damos cuenta de que era gratuito, innecesario y sexista. Más vale tarde.
Curiosamente, a pesar de su política "nipple free" (que no "free the nipple") en Youtube sigue subido el anuncio, al igual que el de otra marca de champú de la época: Tulipán Negro. Un anuncio que tiraba más por la estética (incluso la música) de las pelis erótico-festivas de serie b. Vivir para ver.
"¿Es siempre ilegal matar a una mujer?" A ver, no se, deja que lo mire... ¡Pues claro! WTF! No he sido capaz de desentrañar que artilugio diabólico promociona este anuncio. Ni ganas.
Por tan sólo 37 (de las antiguas) pesetas el librito que promocionaba este anuncio convertía a cualquier pintamonas en todo un macho como Dios manda, capaz de dominar a cualquier mujer, que se ve que es lo que tiene que hacer un buen macho al parecer. ¡Y sin látigo! Todo tirando de labia. ¿Estudias o trabajas?.
Claro que sí, ¿para qué regalarle a tu madre algo bonito que le haga ilusión si puedes regalarle una escoba eléctrica? Y encima costaba el artilugio 8900 (de las antiguas) pesetas, ¡la de regalazos que podías hacer en aquella época con ese capitalazo!
Y claro, no podíamos cerrar esta sección machista sin algún anuncio de detergente. Si todavía ahora hay muchos con tufo rancio, los de antaño eran para no dar crédito.
Y auténticos delitos contra la salud pública
Hoy en día la publicidad del tabaco está controlada o incluso prohibida en casi todo el mundo. Antes era muy diferente, fumar estaba bien visto y las marcas tabacaleras se apoyándose en los médicos o de los dentistas con hilarantes resultados.
Pero no sólo los médicos fumaban, también lo hacían personajes de dibujos animados para niños como Los Picapiedra. Sí, Pedro Picapiedra y Pablo Marmol glosaban las bondades de los cigarrillos Winston. Y no en uno si no en, por lo menos, dos anuncios.
¿Los médicos? Pase. ¿Los dibujos animados? Pase. Pero lo de Santa dándole al vicio de la nicotina no, eh, por ahí si que no pasamos. ¡Habrase visto!
Pero eso de divinizar el tabaco sería cosa de yankees solamente, ¿no? Bueno, en España teníamos a la mismísima Tabacalera diciendo que fumar era malo pero poco, que había que fumar calidad y todo iba a ir como la seda. De mear y no echar gota.
Este la verdad que no sabía donde meterlo, si aquí o en el de los sexistas/machistas. Sea lo que sea, echarle el humo del cigarro a otra persona, por muy mentolados y de sabores que sea, es una guarrada importante.
Lo de "darle bebidas de mayores a menores" fue durante años un subgénero de la publicidad muy socorrido. Por ejemplo, dos de las principales marcas de cerveza españolas, Cruzcampo y San Miguel. Ideales para la chavalada. Claro que sí, guapis.
Pero no sólo de cerveza vivía el niño, el cosquilleo del cava era ideal de la muerte para los nens, qué duda cabe.
En yankeeland no eran tanto de alcohol pero si de darle sobredosis de burbujas y azúcar a los tiernos infantes. Si no este anuncio vintage de 7-Up, ¿de qué?
Pero vamos, que se trata de una gente que pocos años antes pensaban que la cocaína era el remedio mágico para todas las enfermedades de los niños.
Aunque en el mundo hispano se vendía la cocaína como ingrediente ideal para perfumes y lociones. No sé yo qué es peor, la verdad.
Y no sólo la cocaína se pensaba antaño que era beneficiosa. Aquí tenemos un anuncio de principios del siglo XX del jarabe de heroína de Bayer (sí, la todopoderosa farmacéutica). Ideal para curar la tos de los niños y que en unos años estén vistiendo chándales de táctel en colores fosforitos.
La radioactividad. Sí, el descubrimiento de los Curie, era lo que más molaba y todo llevaba radioactividad a principios del siglo XX. Pero todo. Pa' habernos matao.
Y luego están los que eran simplemente hilarantes
Imaginamos a los púberes franceses de hace un par de generaciones descubriendo gracias a este anuncio de dónde vienen el fuet y el chorizo y teniendo pesadillas muy fuertes con este feliz cerdito practicante del auto-canibalismo.
Y no me digáis que este payaso amante de los cereales no da más miedo que Pennywise y que incluso Ronald McDonald. No vuelvo a comer cereales en la vida.
Así era la España del tardo-franquismo: llena el coche hasta los topes y ponlo a todo lo que de el motor. Esos coches que eran todo hierros, sin frenos ABS, sin dirección asistida, sin aire acondicionado y con esa cinta de Arévalo sonando en bucle. Ya te vale, Seat, ya te vale.
El llevar la cabeza cubierta con un buen sombrero es lo que diferencia a un tipo decente y honrado de esos malditos rojos. De toda la vida.
Hoy pagamos un extra por todo producto que ponga "bio" en su etiqueta con alegría y retuiteamos muy enfadados las imágenes de los terrones de azúcar que llevan los alimentos preparados. Estamos concienciados. En cambio antes no era así y para muestra un botón: este sorprendente anuncio sesentero de Bimbo, toda una apología de lo industrial y lo manufacturado.
Un botón en el que terminamos este alucinante (¿o alucinado?) viaje por 34 ejemplos de la publicidad más incorrecta, pasada de moda e incluso ofensiva. Hay muchos más, claro. Tuyos son los comentarios para compartir tus favoritos.