A grandes males, grandes remedios. La idea ha impulsado los principales proyectos de infraestructura de China durante las últimas décadas, incluidos los energéticos. En apenas un lustro, el país se ha convertido en el líder mundial en producción solar, con más de 130 GW de potencia instalada. Ahora, al parecer, la Tierra se le ha quedado pequeña.
Así que China ha puesto sus ojos en el espacio.
¿Qué? Según cuenta el Sunday Morning Herald, la agencia espacial china (CASC) estudia construir una estación espacial que haga las veces de gigantesco panel fotovoltaico. La investigación ya estaría en marcha, y el país lanzaría sus primeros satélites (experimentales) en 2021 y 2025. En 2030 colocarían en órbita una estación más grande, capaz de generar 1 GW de energía eléctrica.
¿Cómo? El mecanismo sería sencillo. La estación captaría los rayos del sol a través de placas fotovoltaicas y los transmitiría a la Tierra mediante ondas electromagnéticas o (glups) rayos láser. Una vez alllí, una estación base almacenaría la energía, la transformaría en electricidad y la introduciría en el sistema eléctrico del país. Energía verde espacial.
¿Por qué? Por el factor de carga. Los paneles solares sólo son capaces de generar entre el 10% y el 25% de su energía instalada. Los motivos son variados, y casi siempre obedecen a cuestiones atmosféricas (no siempre es de día, no siempre hace sol, etcétera). China, por ejemplo, instaló en el primer cuarto de 2018 tanta energía solar como 10 centrales nucleares (10 GW)
¿Cuánta puede aprovechar? Unos 2 GW.
¿Buena idea? Nada de esto representa un obstáculo en el espacio. Según el CASC, el factor de carga de una estación solar sería del 99%. La idea no es revolucionaria: investigadores estadounidenses del Pentágono y de la NASA llevan explorando proyectos similares varias décadas; hay largos libros escritos al respecto; e incluso empresas privadas que desean llevarlo a cabo.
No todo el mundo lo ve igual. En 2012, Elon Musk creía que habría que "apuñalar" la idea de una estación espacial solar.
Espacio chino. No es la primera vez que China plantea un proyecto similar. Las dificultades son variadas. Por ejemplo, la estación pesaría 400 toneladas más que la ISS, lo que agravaría los costes de construcción, puesta en órbita y mantenimiento. Además, el impacto de las ondas electromagnéticas o de los rayos láser en la Tierra aún debería ser estudiado.
La idea se entiende mejor dentro de los avances chinos en investigación espacial, ya sea hollando la cara oculta de la luna o planteando estaciones en Marte.
Imagen: NASA