Primero te secuestran, luego te ponen a trabajar en estafas online: el drama de miles de personas en Asia

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Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

Editor especializado en tecnología de consumo y sociedad de la información. Estudié física, pero desde hace más de diez años me dedico a escribir sobre tecnología, imagen y sonido, economía digital, legislación y protección de datos. Interesado en aquellos proyectos que buscan mejorar la sociedad y democratizar el acceso a la tecnología. LinkedIn

Detrás de muchos scams de internet hay mafias organizadas. Lo que es menos conocido es que están adquiriendo una influencia desmedida en algunos países. Es el caso de Myanmar y Camboya, donde estas bandas están obligando a cientos de miles de personas a participar en estas estafas online.

Más de 200.000 personas secuestradas. Las cifras son preocupantes. Un reciente informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU apunta que estas mafias están forzando a cientos de miles de personas.

Basándose en fuentes creíbles de la región, la ONU apunta que al menos 120.000 personas en Myanmar y otras 100.000 en Camboya están siendo forzadas a realizar estas estafas.

Según apunta Associated Press, otros países como Laos, Filipinas o Tailandia también se enfrentan a este problema, con decenas de miles de afectados.

Mapa Afectados

La falsa promesa de un trabajo digital. El modus operandi de estas bandas criminales, según describe el informe, es prometer a las víctimas, normalmente en situación precaria, un empleo en el mundo digital. Sin embargo, ese supuesto trabajo acaba convertido en trabajos forzados variopintos, que van desde estafas románticas hasta apuestas ilegales, fraude cripto o inversiones nefastas.

Una vez dentro, algunas de las víctimas han sido sometidas a torturas, castigos, violencia sexual o secuestros, entre otros delitos.

El problema de las dos víctimas. En este fenómeno, que mueve miles de millones de euros cada año, de las estafas digitales hay dos víctimas. Por un lado la persona que ha sido engañada para colocar su dinero donde no debe y por otro lado las personas que son secuestradas y amenazadas para realizar este tipo de estafas.

“Al pedir justicia para quienes han sido defraudados mediante la delincuencia online, no debemos olvidar que este complejo fenómeno tiene dos grupos de víctimas”, expone Volker Türk, algo comisario de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

Las mafias aumentaron estas prácticas tras el cierre de casinos por la pandemia. El informe expone que el crecimiento de esta práctica por parte de las mafias se disparó tras la pandemia de la Covid-19. En aquellos países muchos casinos tuvieron que cerrar y las mafias empezaron a trasladar su actividad a zonas menos reguladas.

Las víctimas elegidas principalmente son hombres, aunque también hay mujeres y adolescentes entre ellas. La mayoría no tienen por qué ser nativos de Myanmar o Camboya. Un reportaje de VICE expone que las víctimas son en su mayoría de la región APAC (Asia-Pacífico).

Se persigue a los estafadores y no a los secuestradores. El problema adicional de este asunto es que muchas de estas víctimas son identificadas como criminales por las autoridades. En vez de ser rehabilitadas o apartadas de las mafias, las repercusiones a las que tradicionalmente se enfrentan son las penas por su actividad.

"Solo un enfoque holístico puede romper el ciclo de impunidad y garantizar protección y justicia para las personas que han sufrido abusos tan horribles", exponen desde la ONU, que solicita tener una visión más global de estas actividades criminales.

Ya se está empezando a actuar. Este verano se han visto los primeros movimientos por parte de las autoridades de los países afectados para intentar atajar el problema de esta especie de esclavitud moderna. En junio, la policía de Filipinas rescató a más de 2.700 trabajadores que estaban siendo obligados a cometer fraude online.

Por parte de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) se llegó al acuerdo de intentar aumentar la vigilancia en las fronteras y ampliar la educación general para que la población esté alerta ante estas prácticas de las mafias.

Imagen | Denisse Leon

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