Pese a que llevamos cincuenta años relacionando el nombre de Tailandia con el turismo sexual eso podría cambiar en las generaciones venideras. Así lo pretende al menos Kobkarn Wattanavrangkul, la primera mujer en ocupar el puesto del Ministerio de Turismo tailandés y una firme defensora de acabar con la prostitución mientras persigue cambiar la imagen del país en el extranjero. La tarea, sin embargo, no será nada fácil.
¿Qué es el turismo sexual?
Englobando todo tipo de turismo enfocado a la búsqueda de relaciones sexuales y con países como República Dominicana, Brasil, Filipinas, Cuba o Tailandia a la cabeza de los más relacionados con esta práctica, el turismo sexual es tan anciano como el oficio de la prostitución.
La necesidad de crear puestos de descanso y recreo para militares y marineros convirtieron a puertos y ciudades en un caldo de cultivo para esta práctica, pero no fue hasta finales del siglo XX que se empezó a popularizar el término del sexoturismo.
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¿Cómo nace el turismo sexual en Tailandia?
Aunque los primeros datos acerca de su prostitución se remontan a 1443, la fama de Tailandia como destino de turismo sexual se populariza al terminar la Guerra de Vietnam, cuando los locales destinados a aprovechar la ocupación estadounidense empiezan a ganar notoriedad internacional atrayendo a turistas sexuales de alrededor del globo.
Es precisamente en esa época cuando las Naciones Unidas presionan a Tailandia para que declare ilegal la prostitución, intentando así combatir el auge de enfermedades de transmisión sexual.
¿Es ilegal la prostitución?
La ilegalidad de la prostitución apoyada por la ONU en 1960 se modifica en 1996 por el decreto Prevención y Supresión de la Prostitución, un conjunto de normas de cierto vacío legal o interpretación con multas para aquellos que soliciten sexo de una manera “abierta y descarada”, puedan “causar molestias a los ciudadanos” o estén involucrados con “negocios de prostitución”.
Así, a pesar de que la prostitución en los locales no está apoyada por la ley, en estos se ejerce la misma con negocios inscritos bajo el término de “proveedores de servicios”. Bares, karaokes o centros de masaje son algunos de los ejemplos de prostíbulos que se escudan en ese término.
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¿Cuánto dinero genera?
Al ser un negocio ilegal el cálculo de cifras relacionadas con la prostitución en Tailandia es prácticamente imposible, así que la única información que se tiene del mismo procede de estudios externos o declaraciones políticas. Chuwit Kamolvisit, conocido como El Padrino de la prostitución y aspirante a Gobernador, declaraba en 2012 que la industria del sexo generaba unos ingresos de 200.000 millones de Bahts tailandeses al año (más de 5.000 millones de euros), cifras que supondrían un 10% de los ingresos que genera el país.
¿Qué tipo de público atrae?
Aunque Tailandia se asocie al turismo sexual, lo cierto es que la prostitución es una práctica común y aceptada entre la población local, suponiendo uno de los pilares que mantiene esta industria y considerado una vía para evitar delitos mayores como las violaciones.
Sería un error centrar el foco de atención del turismo sexual de Tailandia en un tipo de público generalizado, pero sí se puede extraer que la población del este asiático y la europea son las asiduas a visitar el país, suponiendo un 52% y un 27% del total.
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El precio de la prostitución en Tailandia
Una de las principales razones del auge de la prostitución en Tailandia y su atracción de extranjeros más allá de su ámplia oferta de servicios, es el precio de los mismos para viajeros que proceden de países más ricos. Hablamos de pagos de entre 3 y poco más de 100 euros para una población que en muchas ocasiones sobrevive con apenas 1 euro al día. Con semejante panorama no es de extrañar que el flujo de trabajadores sexuales procedente de zonas rurales sea constante.
¿Cuántos trabajadores sexuales hay?
El control de Tailandia de sus trabajadores sexuales es prácticamente inexistente, por lo que para acercarnos a números aproximados hay que asomarse a los estudios de organizaciones externas. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida lo situaba en 2014 en un total aproximado de 123.530 trabajadores sexuales, pero la trata de blancas, la prostitución infantil y la llegada de prostitutas de otros países como Rusia, hacen muy difícil un control exhaustivo de sus cifras exactas.
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¿Cuál es su situación sanitaria?
El preocupante crecimiento del VIH entre la población tailandesa, según las Naciones Unidas un ratio de afección entorno a 8.200 infecciones anuales y alcanzando al 9% de la población tailandesa. A pesar de ello los intentos para reducir dichas cifras concienciando a la población están teniendo el efecto deseado y se demuestra en casos como el de la infección infantil, que ha saltado de los 1.000 niños en el año 2000 a 85 durante el pasado 2015.
¿Qué hace el gobierno para evitarlo?
La Ministra de Turismo Kobkarn Wattanavrangkul declaraba hace unos días su intención de erradicar la industria de la prostitución en Tailandia para demostrar que los turistas viajaban al país por su cultura y paisajes, pero lo cierto es que no son pocas las voces que reflejan cierta preocupación por cómo afectaría algo así al bolsillo del país.
En 2003 se intentó realizar un acercamiento hacia la legalización de la prostitución, un movimiento que prometía regular la situación y que además permitiría al gobierno reducir el gasto de su batalla contra la corrupción y las mafias mientras generaba ingresos de las tasas e impuestos derivados de la industria del sexo, pero la propuesta del Ministerio de Justicia no salió adelante.
Ahora el gobierno intenta controlar la situación a base de redadas como las realizadas hace unos días en Bangkok, donde se arrestaron más de 100 trabajadores sexuales, 15 de ellos menores de edad, para concienciar a la población y aquellos turistas con la idea de aprovechar los vacíos legales del país. Junto a ello se realizan campañas con la intención de apoyar el turismo femenino como la que se inicia este mes de agosto, con colas de inmigración y aparcamientos del aeropuerto exclusivos para mujeres, pero queda claro que la gran asignatura pendiente está en sus cambios legislativos.
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