Fumar marihuana ya es legal en Canadá. Dada la escasa competencia internacional, es previsible que la regularización del cannabis atraiga a cierto volumen de turistas. Todos ellos podrán consumir marihuana sin mayores cortapisas que las contempladas por algunos estadosen los lugares públicos. ¿Todos? No. Los surcoreanos tendrán que vigilar sus actos: su Estado, en casa, promete llevarles a juicio como opten por fumar hierba en Canadá.
¿Qué? El pasado martes la Embajada de Corea del Sur en Canadá emitía el siguiente mensaje: "Aunque los surcoreanos se encuentren en una región donde la marihuana es legal, les será ilegal consumirla. Por favor, no cometan un acto ilegal que será castigado". Es un comunicado extraño, dado que, a priori, las leyes aplicables a cualquier crimen son las contempladas por el estado soberano donde se cometió. En Canadá, fumar marihuana no es un crimen.
[대마초 합법화에 따른 주의사항 안내] 내일부터 캐나다 전역에서 여가용 대마초 합법화 법안이 발효됩니다. 대마초 합법화 지역이라 할지라도, 우리 국민이 대마초 흡연(구매, 소지, 운반 포함)을 할 경우 범법행위에 해당하여 처벌받게 되니 불이익을 받는 일이 없도록 주의하시기 바랍니다.
— 주캐나다대한민국대사관 (@koremb_canada) 16 de octubre de 2018
¿Cómo entonces? Al parecer, el Código Penal surcoreano es de aplicación universal. Quiere decir esto que los ciudadanos de Corea del Sur no sólo se ven sujetos a las normas y leyes del país que visiten a cada momento, sino también del suyo propio, de forma permanente. El consumo de cannabis está fuertemente sancionado y perseguido en Corea del Sur, con multas de hasta 44.000 dólares y potenciales penas de cárcel.
¿Lo pueden demostrar? Depende. Si hay documentos gráficos del acto, sí. La policía aduanera no habitúa a efectuar controles de orina a sus ciudadanos al regreso de sus vacaciones, pero, según explica The New York Times, sí mantiene una estrecha vigilancia sobre aquellos que han consumido marihuana en el pasado (y que han sido condenados). Sucede algo similar con otros delitos tipificados en el Código Penal, como las apuestas.
¿Lo perseguirán? Según analiza un experto en The Guardian, lo más probable es que no. Hay más de 23.000 surcoreanos estudiando en Canadá, y más de 280.000 visitan el país anualmente. Es imposible que el gobierno surcoreano vigile a todos y cada uno de ellos. El interés es más bien preventivo: advertir de las consecuencias de un delito menor (el consumo) para desincentivar otros mayores (traer plantas o semillas desde Canadá).
Brecha cultural. El gesto evidencia una gigantesca brecha cultural entre Occidente y el Extremo Oriente. No sólo Corea del Sur es célebre en su frontal oposición a cualquier tipo de consumo de droga recreativa. Japón cuenta con leyes igualmente duras (y con una amplia penalización social), y también recordó a sus ciudadanos que, bajo su Código Penal, podrían afrontar sanciones en caso de fumar cannabis en Canadá y volver a casa para contarlo.
Imagen: Chris Young/AP