La crisis de la cepa 2019-nCoV ya es global. Al menos dos pacientes se han contagiado en Japón y Alemania sin haber pisado previamente territorio chino. España ya ha identificado a dos pacientes potencialmente contagiados, a la espera de más pruebas. El número de contagios dentro de China ya supera los 6.000. Hay más de un centenar de víctimas mortales. Todos los países han comenzado a repatriar a sus connacionales.
Terreno abonado para la especulación y la histeria colectiva. Consecuencia directa: escasez de mascarillas.
Sin existencias. A esta hora de la mañana es difícil hacerse con una mascarilla en cualquier punto de España. Diversas fuentes han confirmado a este medio escasez de existencias en Asturias, Madrid, Murcia e incluso en pequeños núcleos rurales, como Aranda de Duero. Tampoco quedan en los alrededores de Zaragoza ni en Santander, donde algunos clientes han llegado a solicitar hasta 10.0000 unidades para enviar a China.
Otros medios han hecho lo propio con Cataluña y en Valencia. Y no es una dinámica particular de la península. Está sucediendo en todo el mundo.
Cifras. Las ofrece Cofares, el principal distribuidor farmacéutico de España: la venta de mascarillas en enero aumentó un 77% respecto al mismo mes del año anterior, y un vertiginoso 330% en los días 22 y 24, pico informativo del coronavirus. Otras empresas dedicadas a productos sanitarios, como SIBOL, estiman que la demanda ha crecido un 200% en apenas unos días. Fedifar, otro distribuidor, lo dispara al 3.000%.
La escasez es especialmente aguda en barrios con alta población china o en zonas muy frecuentadas por turistas asiáticos.
Mundial. Está sucediendo en todo el planeta. China, fabricante de la mayoría de productos de consumo, ha comenzado a importar mascarillas ante la extraordinaria demanda interna. Muchos distribuidores europeos han dejado de abastecer sus mercados continentales en favor del gigante asiático. Hay una escasez generalizada en Asia y en las principales ciudades norteamericanas.
El gobierno australiano ha anunciado el reparto de más de 1.000.000 de mascarillas entre la población. Las fábricas de mascarillas radicadas en China doblarán turnos para atender a la demanda. Numerosos vendedores en Amazon se han quedado sin existencias.
¿Funcionan? Hay dos tipos de mascarillas. Las quirúrgicas y las N95. Las primeras son más finas y endebles, no ajustan a los contornos de la cara y están diseñadas para ofrecer una leve protección durante las operaciones médicas. Las segundas sí sellan, filtra el 95% de las partículas exteriores y son mucho más efectivas en casos de alta contaminación ambiental. Ambas ofrecen cierta protección, pero su utilidad no está contrastada.
Precauciones. La OMS, por ejemplo, no incluye a las mascarillas dentro de las medidas preventivas contra el coronavirus. Diversos expertos consultados por NPR, la radio pública estadounidense, afirman que no hay evidencia sólida que corrobore su efectividad contrayendo infecciones. A grandes rasgos, las mascarillas (N95) impiden que tus gérmenes lleguen a otras personas, pero no que estos entren en tu organismo.
Es decir, son útiles en situaciones concretas donde hay un alto riesgo de exposición, como los hospitales. No tanto al aire libre. En general, la recomendación es unánime: es más prioritario lavarse las manos a conciencia, cubrirse la cara en caso de estornudo y no entablar contacto físico con personas que presenten rasgos de gripe. Sabemos poco sobre el coronavirus. Y menos sobre si la mascarilla es útil.
Imagen: Álvaro Barrientos/AP