Música y política son dos elementos que a menudo se encuentran de la mano. No sólo en el plano de la soflama ideológica, sino también en la forma de conflicto de intereses y de enfrentamientos directos entre partidos y grupos. A lo largo de los últimos años se han repetido y difundido con ahínco los casos de censura, esto es, actuaciones políticas que por la vía activa o pasiva provocan que un grupo deje de tocar (o no sea invitado) a un evento determinado. Ejemplos que, si bien suelen tener protagonistas marcados, son bastante variados.
El último ejemplo lo encontramos en Lavapiés, donde la célebre canción de Molotov, 'Puto', no volverá a sonar en las fiestas anuales del barrio madileño, controlado por Ahora Madrid. Pero hay muchos otros, muy numerosos, que anteponen a partidos de toda condición y a grupos de las más variopintas procedencias en un debate que ilustra las limitaciones de los poderes públicos como organizadores directos de eventos culturales. Y que, claro, siempre redunda en cuestiones más profundas y a menudo polarizadas sobre la libertad de expresión.
Soziedad Alkohólika y el PP, en Madrid
Hace año y medio, el Ayuntamiento de Madrid, aún controlado por el Partido Popular, decidió parar la actuación de Soziedad Alkohólika en Madrid, en el Palacio de Vistalegre, amparándose en un informe policial que advertía de posibles alteraciones en el orden público. ¿El motivo? Las letras de Soziedad Alkohólika, cuyo carácter radical han sido en muchas ocasiones motivos de otros vetos y escrutinios por parte de las autoridades. El grupo vasco, acusado de simpatía para con ETA o de humillar a las víctimas, cuenta con un amplio historial de vetos semejantes.
Molotov y Ahora Madrid, en Lavapiés
El caso comentado más arriba: durante estos días, el barrio de Lavapiés celebra sus fiestas. Dadas las denuncias realizadas por el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia, en el que alertaba de la utilización de la canción 'Puto' de Molotov en una de las carpas organizadas por la corporación municipal (y que, entre otras, tiene frases como "matarile al maricón"), el concejal de distrito, según ABC, se ha planteado la posibilidad de vetar el tema. En El Diario también se recoge la opinión del observatorio y, ya puestos, la de Molotov, explicando su canción.
Berri Txarrak y el PP, en Zaragoza
En el contexto de un festival de música en contra de las maniobras militares de la OTAN en Zaragoza, el grupo municipal popular pidió el veto de Berri Txarrak, una de las bandas confirmadas, por su enaltecimiento del terrorismo. La más que dudosa acusación no llegó a buen puerto: la sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza, de propiedad municipal, albergó el concierto y la plenitud del festival. De forma reciente, tanto PP como C's se sumaron a sanciones a otro festival de Zaragoza por disputas ideológicas.
Matisyahu e Izquierda Unida, en Benicàssim
Hablamos de ello en su momento aquí: la negativa del artista estadounidense Matisyahu de condenar las acciones de Israel en territorio palestino provocaron primero su cancelación dentro del festival Rototom de Benicàssim, dedicado a la música reggae, y después, tras una oleada mediática gigantesca, la rectificación de la organización y sus disculpas públicas. En la polvareda, sin embargo, Izquierda Unida y Podemos aplaudieron la decisión del festival, señalando lo legítimo de la campaña de boicot organizada contra Matisyahu.
Albert Pla y Foro Asturias, en Gijón
Albert Plá es un artista singular, cuya posición mediática en el panorama musical y político español siempre ha sido controvertida. Su carácter ideológico radical y extravagante, de marcado apoyo independentista durante los últimos años, le ha supuesto algún revés en forma de vetos. Le sucedió en Gijón en 2013, cuando la corporación municipal que gestiona el Teatro Jovellanos canceló su actuación con motivo de unas declaraciones en las que afirmaba sentir asco por ser español. La iniciativa la promovió el PP y la ejecutó el gobierno de Foro Asturias.
Francisco y el PSOE, en Gijón
Seguimos en Gijón y en el Teatro Jovellanos, aunque nos trasladamos a la semana pasada. Al igual que Pla, el cantante valenciano Francisco no podrá actuar en el emblemático espacio gijonés a petición de varios grupos municipales, entre los que han destacado tanto el PSOE como Xixón Si Puede, marca de Podemos en el ayuntamiento asturiano. ¿El motivo? No Asturias, sino Valencia: sus insultos de marcado carácter machista a Mónica Oltra, dirigente de Compromís, socio de coalición tanto de Podemos como del PSOE en la comunidad.
Eskorbuto y la izquierda abertzale
Pese a que décadas más tardes los diputados de Amaiur blandan con orgullo las estrofas de Eskorbuto en el Congreso de los Diputados, hubo un tiempo en el que el carácter anárquico, huérfano de condición nacional y radicalmente anti-todo del legendario grupo vizcaíno le ganó la enemistad de la izquierda abertzale. Eskorbuto fueron vetados durante años por los eventos musicales públicos organizados por Batasuna o Egin. Su negativa sistemática a abrazar y hacer bandera de sus postulados les valieron la marginación.
Cualquier cosa divertida y Fuengirola
En ocasiones, las motivaciones de los vetos tienen poca base ideológica. El ejemplo más paradigmático y divertido de ello fue el bando municipal emitido por la alcaldesa de Fuengirola hasta 2014, Esperanza Oña, con motivo de las Fiestas del Rosario de 2013. En su cuarto punto, especificaba lo siguiente: "Bajo ningún concepto se permitirá la ambientación musical con los siguientes géneros: Funk, Rap, Reaggaeton, Electrónica, Metal, Alternativa, Hip Hop, Reggae, Heavy Metal, Country, Punk, Gótica, Ritmos Latinos en general".
Una gran victoria para los amantes del Smooth Jazz, una clara derrota de la diversión.