Si la ultraderecha en Europa ha dejado de ser una excepción en la mayor parte del territorio, ahora, una investigación que estudia su efecto en Alemania ha llegado a un conclusión que, en otro tiempo, resultaría contradictoria: la extrema derecha alemana ha ganado espacio electoral en los estados cercanos a los campos de concentración nazi.
Más votos. Entre 2013 y 2017, la extrema derecha alemana experimentó un crecimiento que la normalizó dentro del espcio político. Con el objetivo de ver qué partes del país fueron más permeables a su ideario, la Universidad Pompeu Fabra y la escuela de Economía y Política de Londres han realizado una investigación analizando sus efectos. Un hallazgo interesante: partidos como NPD, Die Rechte, Die Republikaner, Pro Deutschland y AfD triunfaron especialmente en los municipios cercanos a los campos de concentración de la Alemania Occidental.
¿Por qué? Una de las primeras conclusiones extraídas del estudio tiene que ver con el llamado "efecto saturación". Los autores creen que este aumento de votos se debe a que una parte de la población que vive cerca de los campos de concentración está "saturada" del argumentario sobre la responsabilidad alemana y, en contraposición, comienza a comprar el discurso de la extrema derecha, muy crítica con esta idea.
Desde el punto de vista psicológico, la investigación también señala que cuánto más se habla de un tema concreto (por ejemplo, la responsabilidad alemana frente al nazismo), mayor es la probabilidad de que se banalice el contenido de estas ideas por mera sobreexposición.
Fenómeno. Los investigadores señalan que el éxito de la ultraderecha en zonas cercanas al Holocausto viene derivado de un comportamiento rupturista frente al consenso de la responsabilidad. La ultraderecha considera básico que los alemanes se desprendan del peso de la responsabilidad respecto al nazismo para, así, poder desarrollar una identidad nacional acorde a su discurso.
Denominador común. Al igual que sucede con otros partidos de extrema derecha, las versiones alemanas de este fenómeno se apoyan en los mismos valores: rechazo a la inmigración, crítica férrea a las instituciones públicas y a la clase política gobernante, sentimiento nacionalista y denuncia de problemas económicos como el desempleo.
Pacto inédito. Hasta hace tan solo un par de semanas, Alemania era una de las excepciones europeas frente a la extrema derecha. No porque no la tuviese, sino porque se había llegado al acuerdo de no pactar con ella. Sin embargo, las últimas elecciones en el estado de Turinga han vuelto a poner de manifiesto la simpatía de una parte del electorado con Alternativa para Alemania (AfD), lo que ha derivado en un pacto de gobierno a tres donde la CDU de Merkel ha apoyado la investidura del partido liberal junto a la extrema derecha.
Aunque a nivel nacional la CDU rechaza este pacto y pide una repetición electoral, la realidad es que la ultraderecha alemana ha conseguido entrar por primera vez en las instituciones.
Imagen: Peter89ba/Pixabay